Se va a realizar una nueva batida este sábado como última esperanza para encontrarle vivo o muerto
Diego Méndez, el dentista jubilado de Rivas Vaciamadrid y enfermo de Alzhéimer de 65 años, sigue sin aparecer. No hay rastro de él ni de su perra. «Es como si se los hubiera tragado la tierra», decía su familia aquí en MiraCorredor.tv.
Llevan desaparecidos desde el pasado 4 de mayo y, ahora, tras varios intentos, cuando se cumple un mes de su desaparición, se va a poner en marcha una nueva búsqueda, una nueva batida con el fin de poder encontrar algo, alguna pista o indicio que pueda resolver un caso que se encuentra encallado, tanto desde el punto de vista de los rastreos como de la investigación.
Este último esfuerzo lo van a realizar voluntarios, amigos y familiares, junto a profesionales de emergencias. Para ello han quedado este sábado 3 de junio a las 9.30 horas en el parking de la estación de Metro de Rivas Vaciamadrid (Rivas Pueblo).
Desde allí, harán grupos de búsqueda para volver a peinar las zonas ya batidas desde el lugar de su desaparición, con criterios de búsqueda más exhaustivos para intentar localizar cualquier rastro o pista.
En este nuevo intento, se pide a los voluntarios que busquen en sitios ocultos y de difícil acceso, procurando revisar zonas susceptibles de no verse a simple vista, pensando que pueda estar resguardado, escondido o accidentado.
Se pide además estar atentos a todo lo se que vaya encontrando por el camino: restos de ropa, la correa de la perra, gorro, zapatos…, así como algún resto de caída o aplastamiento de vegetación.
Se van también a revisar los ríos, pensando que haya podido caer y se encuentre atrapado en arbustos que impidan que baje el curso del río.
Y, dadas las circunstancias y el tiempo transcurrido desde su desaparición, los que participen en esta nueva búsqueda deberán prestar atención a olores extraños o a la presencia de animales carroñeros.
Una desaparición inquietante
Lo poco que se sabe es que realizó una llamada a su mujer en la que decía que ya volvía a casa: «Ya voy, no te preocupes», fueron sus últimas palabras. Después, nunca más cogió el teléfono, a pesar de las numerosas llamadas recibidas (que superan la decena).
La investigación y la búsqueda siguen abiertas. Se han realizado batidas con perros y agentes a pie en una zona cercana a Arganda del Rey, en los términos municipales de Perales y Morata de Tajuña, que fue desde donde realizó la última llamada.
Se han revisado también las cámaras de seguridad de los medios de transporte, y no se descarta la posibilidad, aunque remota, de que pudiera haberse desplazado a otra ciudad o a otro punto de España, como puede ser la zona de Valencia. La familia cree que podría haber parado a algún conductor y pedirle el favor de que le llevase a otro lugar.

Se ha mirado en hospitales, albergues… y nadie por ahora ha aportado ninguna pista sobre su paradero. Sus allegados, en este punto, pierden poco a poco la esperanza de encontrarlo con vida.
Lo más extraño es que tampoco hay rastro de la perra que le acompañaba (un caniche pequeño de color canela llamado Mani), no se ha encontrado la correa, ni el gorro que él llevaba, ni las gafas, ni el teléfono móvil. Nada de nada. «A estas alturas, lo que queremos es que aparezca como sea, vivo, herido o muerto», indicaba su familia a MiraCorredor.tv.
Diego probablemente se desorientó. «Cabe la posibilidad de que saliera, se encendiera un cigarro, se pusiera a andar con su perra y cuando él llama ya no estaba cerca de casa, él creía que estaba cerca pero ya se había desorientado», insisten. «Lo que nos dice la neuróloga que le trata es que un enfermo de Alzhéimer no sabe que el teléfono móvil es lo que le conecta con la ayuda, se produce un bloqueo mental y por eso no contestó a las llamadas hasta que el móvil se apagó y dejó de dar señal».
Aquel día, que nunca olvidarán, iba vestido con una camisa de cuadros marrones, un pantalón color caqui de montaña con multibolsillos y un gorro de tela verdosa, también de los de montaña. No llevaba dinero ni documentación encima. «Creemos que esto solo pasa en el cine o que siempre les pasa a otros, pero ahora somos nosotros los que estamos viviendo una película», que no saben ni cómo ni cuándo acabará.