Además, la calle Libreros tendrá un único sentido
El Ayuntamiento de Alcalá de Henares prepara una reforma de la Plaza de Cervantes para hacerla más peatonal y restringir aún más el paso de vehículos.
Sólo se permitirá el acceso de coches y autobuses por un extremo de la plaza, y deberán salir por el extremo contrario. Además, la calle Libreros tendrá un único sentido, en dirección a la plaza.
Así lo ha avanzado en rueda de prensa el concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Alberto Egido, quien ha explicado que «en lugar de que toda la Plaza de Cervantes se pueda rodear con vehículos, solamente tendrá una L con la idea de que no sea una gran rotonda como podría considerarse ahora mismo, sino que solo tenga acceso por uno de sus lados».
Ejido ha matizado que «va a seguir habiendo la posibilidad de atravesar la Plaza de Cervantes con vehículo pero solamente en un sentido».
Por el momento no hay fecha para el desarrollo de las obras, aunque el Ejecutivo local confía en poder llevarlas a cabo en esta Legislatura, y no descarta que en el futuro se puedan acometer nuevos proyectos para restringir el tráfico en el Centro Histórico de la ciudad a los vehículos no residentes.
El objetivo, como se viene haciendo en otras ciudades como Madrid, es reducir la presencia de vehículos a motor en el centro con el fin de facilitar la circulación de bicicletas y peatones, así como la necesidad de potenciar un turismo sostenible.
El concejal ha avanzado los planes del Consistorio en la presentación de un estudio pionero elaborado por el profesor de la Universidad de Alcalá, Philip Siegmann, con la colaboración del profesor Fernando Cruz, sobre las principales fuentes de polución de nanopartículas en Alcalá de Henares, donde se ha constatado que existe una baja concentración de este tipo de contaminante.
Egido ha valorado positivamente los datos en Alcalá, aunque ha destacado que «no hay que relajarse, por lo que tenemos que continuar examinando los niveles de contaminación en la ciudad, y tomando medidas para reducirlos».
Las nanopartículas son tan pequeñas, que ni se ven ni se huelen, pero tienen una gran toxicidad, dada su gran capacidad para introducirse en el organismo humano.
Las principales fuentes de contaminación provienen de las combustión incompleta de material orgánico (vehículos, calderas de carbón, tabaco). Su absorción por el organismo puede provocar afecciones cardiovasculares, cáncer o la estimulación de reacciones alérgicas.