La medida entró en vigor este viernes
El arranque de Madrid Central ha generado satisfacción en el Gobierno de Manuela Carmena por la reducción del tráfico detectada este viernes sin mediar aún sanciones, mientras que la Comunidad de Madrid y el PP la han calificado de parodia y fake minimizando su efecto por la falta de multas y controles de acceso.
En la primera jornada el Consistorio ha detectado una reducción del tráfico de entre un 20 y un 50% en la zona de bajas emisiones y en las zonas colindantes.
Carmena ha asegurado en la SER que «la medida va fluyendo como se esperaba» y ha celebrado que se viesen muchos taxis en este cinturón, donde de forma general solo deben circular, además del transporte público, los residentes y sus invitados, coches poco contaminantes (etiquetas Cero Emisiones y Eco) y vehículos B y C que acudan a aparcamientos.
Con Madrid Central, la capital da «un paso necesario» en la batalla por garantizar la salud, ha defendido la alcaldesa en un acto en la Plaza de Pedro Zerolo tras recorrer Gran Vía rodeada por sus ediles, que han celebrado la responsabilidad ciudadana ante esta medida, una palanca en el cambio hacia una movilidad limpia con más espacio para autobuses, bicicletas y peatones.
Pero todavía la medida debe pasar el filtro de los tribunales, pues tanto el grupo municipal del PP como la Comunidad de Madrid la han recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia.
El TJSM tratará estos recursos la semana próxima, después de decidir no frenar de forma cautelarísima la entrada en vigor de Madrid Central, como pidió Automovilistas Europeos Asociados.
Con un perímetro marcado con una doble línea roja, Madrid Central tendrá controles manuales y aleatorios hasta enero, cuando arrancarán dos meses de control automatizado (cruzando matrículas) y con avisos pero no multas, que no tienen una fecha cerrada, aunque se esperan para el mes de marzo.