Janaína contó a sus familiares que el presunto asesino tenía actitudes agresivas y groseras con la pareja y los hijos
Además de tener un pasado violento, el único sospechoso de la muerte de la familia brasileña en un chalé de la localidad de Pioz, Guadalajara, tenía actitudes agresivas que asustaban a la pareja que le dio acogida desde el pasado mes de marzo en un piso de dos habitaciones en Torrejón de Ardoz.
La Guardia Civil ya ha dado por resuelto el caso y deja ahora la detención del presunto asesino en manos de la policía brasileña. Sabemos además que Patrick Nogueira no podrá ser extraditado a España porque no existe acuerdo de extradición y por tanto tendrá que ser juzgado en su país.
Mientras tanto, la investigación avanza, todavía faltan muchas cosas por conocer, dado que el juzgado mantiene el secreto del sumario sobre buena parte de las diligencias, sólo se ha levantado una parte y ha sido para intentar calmar a la familia, comunicarle quién a juicio de la Guardia Civil es el supuesto autor de los hechos y para poder llevar a cabo su detención con una orden de busca y captura que ha sido ampliada por las autoridades españolas pero que Brasil todavía no ha ejecutado.
La prensa local de aquel país cuenta nuevos detalles sobre la vida de la familia formada por Marcos Nogueira, Janaína Santos y sus dos hijos, María y David. En ese núcleo familiar entró desde el pasado mes de marzo el sobrino de Marcos, Patrick, y su tío le acogió en su casa de Torrejón de Ardoz. En esa convivencia que, al parecer era bastante tormentosa para el matrimonio y los hijos, parece estar la clave de la investigación, puede ser que de ahí se pueda extraer un móvil por el cual el joven de 19 años cometió los crímenes, cuál fue la motivación que le llevó a perpetrar la matanza.
La familia de Janaína cuenta que la mujer les llegó a decir por teléfono que tenía miedo del sobrino de Marcos. Los parientes dijeron a la prensa brasileña la semana que encontraron los cuerpos que Patrick podría ser decisivo en la investigación al convivir con las víctimas durante varios meses.
Pero, ¿Qué pasó para que el matrimonio y sus dos hijos abandonaran el piso de Torrejón y se fueran a vivir a Pioz como si quisieran cambiar de vida? Janaína en numerosas ocasiones se quejó por teléfono a su madre del joven sobrino de Marcos, parecía temerle. Y es que, al parecer y según relatan los familiares de la mujer, Patrick mantenía actitudes groseras en la casa, y especialmente con los hijos de la pareja. Según el testimonio del hermano de Janaína, el joven espetaba frases como «tirar ese niño a la basura» o «estos niños tienen que morir».
Patrick llegó a España en marzo porque quería labrarse una carrera como futbolista, y su tío Marcos le abrió las puertas de su casa en Torrejón donde estuvo viviendo con la familia durante cuatro meses. Ahí se complicaron las cosas por la actitud del chaval en la casa, porque Marcos ya estaba molesto porque su entorno y él pensaban que Patrick podría estar pretendiendo una relación sentimental con Janaína. El joven se paseaba semidesnudo por la casa, incluso delante de los niños. Marcos habría tratado de distanciarse de su sobrino pero el afecto se lo habría impedido, según relata la prensa de Brasil.
En la familia todos conocían a Patrick, como el joven con problemas de adaptación que a los 13 años quiso matar a un profesor clavándole un punzón, agresión que grabaron las cámaras y por la que tan solo fue condenado a 45 días de trabajos sociales.
La Guardia Civil lo define como narcisista, con una personalidad psicótica y de la que se desprende que no tiene ningún afecto por la vida humana. Esa frialdad, ese hielo que corre por sus venas, sólo se explica en la mente de un psicópata.
Mientras se está a la espera de que sea detenido en Brasil, donde se encuentra refugiado en casa de sus padres, la Guardia Civil trata de reconstruir la convivencia de la familia con el sobrino de Marcos durante los meses que estuvieron juntos en Torrejón,y para ello toma declaración a los familiares del matrimonio que en todo momento se han mostrado colaboradores para esclarecer los hechos.
Todo parece indicar que la familia en el mes de julio puso tierra de por medio y decidió alejarse de Torrejón dejando a Patrick solo y buscando tranquilidad en una urbanización de Pioz. Una actitud que, al parecer, al joven sobrino no le sentó muy bien. Algunos medios apuntan a que sabía donde estaban porque el propio Patrick ayudó a la pareja a encontrar una casa más grande ante la inminente llegada de familiares de Brasil. Sin embargo, la prensa brasileña asegura que se fueron de la noche a la mañana y sin dar explicaciones, lo que pudo enfadar a Patrick que no paró hasta encontrarlos.
Patrick regresó a Brasil dos días después de que aparecieran los cadáveres, cambió un billete de avión que tenía comprado para el mes de noviembre. Se cree que pudo llegar a Pioz en autobús, por eso la Guardia Civil se afana en rastrear las paradas de autobús cercanas a la urbanización en busca de alguna prueba.
Cuando llegó a Brasil sus padres le buscaron un abogado. El letrado asegura que el joven salió de España porque tenía miedo y que en todo momento se ha mostrado colaborador con las autoridades brasileñas, dejando incluso que le tomaran una muestra de sangre para cotejar con el ADN encontrado en la vivienda, precisamente en la cinta adhesiva que presuntamente utilizó para cerrar las bolsas en las que metió los cuerpos. Es precisamente ese hallazgo biológico uno de los indicios más importantes con los que tiene la Guardia Civil, pero no el único.
Para los investigadores españoles existen indicios racionales y pruebas indubitadas que demuestran que Patrick fue el autor de los hechos. Pruebas que han enviado ya a la policía brasileña para que proceda a su detención. Después, España tiene previsto enviar una comisión rogatoria para que los investigadores estén presentes en los interrogatorios al joven.
El ADN encontrado, su huida precipitada, sus antecedentes violentos, los problemas con el matrimonio, el posible móvil sentimental y algunos datos más que no han transcendido al estar el caso bajo secreto de sumario conforman la acusación que pone contra las cuerdas a un joven que soñaba con ser futbolista y acabó protagonizando uno de los crímenes más cruentos que se recuerdan en España.