Formaban parte de un grupo itinerante que actuaba por parejas y huía de España tras cometer los delitos para evitar su detención
Agentes de la Policía Nacional han detenido en Madrid a dos ciudadanos georgianos como presuntos autores de al menos 30 robos con fuerza en viviendas. Los arrestados formarían parte de un grupo itinerante especializado en acceder a domicilios mediante llaves maestras decodificadoras, herramientas que permiten manipular cerraduras sin necesidad de forzarlas.
La investigación comenzó tras detectarse más de catorce robos cometidos en los meses de junio y julio. Los agentes identificaron un patrón común: un grupo criminal muy profesionalizado, formado por personas de nacionalidad georgiana, que actuaba en parejas de trabajo durante estancias cortas en el país, normalmente de dos o tres meses, para dificultar su rastreo.
Los sospechosos seleccionaban los edificios tras realizar batidas en vehículos alquilados, prestando atención a zonas con poca vigilancia, escasa afluencia de personas y facilidad para estacionar. Una vez elegidas las viviendas, marcaban las puertas durante la madrugada para regresar en días posteriores y cometer los robos sin levantar sospechas.
Durante la operación, los agentes interceptaron a los dos hombres mientras manipulaban el capó de un coche. En su interior localizaron una bolsa oscura con útiles especializados, como ganzúas y llaves maestras, además de una gran cantidad de joyas escondidas en un calcetín. También accedieron a varios portales durante breves intervalos, en lo que parecía ser una inspección previa a nuevas intrusiones.
En el registro del vehículo y del domicilio de los detenidos se hallaron más herramientas para abrir cerraduras, junto con relojes de alta gama, monedas antiguas y numerosas joyas, lo que evidenciaría su implicación directa en los robos. Ambos han pasado a disposición judicial, decretándose su ingreso en prisión provisional.
La Policía Nacional ha recordado una serie de consejos de prevención para evitar robos en viviendas. Recomiendan aparentar que la vivienda está habitada, programando luces y encargando a vecinos que retiren la correspondencia. También insisten en cerrar siempre con llave, evitar difundir ausencias en redes sociales y revisar puertas y zonas comunes en busca de marcadores de plástico, utilizados por los ladrones para elegir sus objetivos.