La Comunidad de Madrid ha logrado identificar a 21 autores tras un año en el que casi todos los fuegos investigados han tenido origen humano
La Comunidad de Madrid ha logrado identificar a 21 presuntos autores de incendios forestales provocados este año. Así se recoge en la Memoria 2025 de las Brigadas Especiales de Incendios Forestales (BEIF), el cuerpo encargado de investigar todos los fuegos de vegetación en la región en su doble función de Policía Administrativa Especial y Policía Judicial Genérica.
Una vez localizados los sospechosos, se han iniciado los procedimientos penales correspondientes ante los juzgados competentes. En total, las BEIF han investigado las causas de 233 incendios forestales, determinando que el 92 % (213) fueron provocados por el hombre.
De ellos, el 36 % (77) fueron intencionados, mientras que el 22 % (46) se debieron a negligencias o imprudencias, como la quema de basuras, el uso indebido de maquinaria agrícola o fallos en la red de distribución eléctrica. El 13 % (28) tuvieron un origen accidental, y solo el 8 % (17) se produjeron por causas naturales, principalmente rayos.
Los datos se han dado a conocer hoy durante una jornada técnica de trabajo celebrada en la sede de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112 (ASEM112), con la participación de agentes forestales regionales y fiscales de medio ambiente. Estos encuentros sirven para subrayar la importancia de conocer el origen de los incendios con el fin de adoptar medidas preventivas y llevar ante la Justicia a los responsables.
El incendio más grave del año se produjo el 11 de agosto en el término municipal de Tres Cantos, con un balance de 1.969 hectáreas calcinadas. Los agentes forestales ya han registrado las diligencias correspondientes ante el juzgado para investigar sus causas. Otro de los más destacados del verano tuvo lugar en Colmenar Viejo, donde también se logró identificar al presunto autor.
Como novedad, este 2025 se ha incorporado a las investigaciones la unidad canina del Cuerpo de Agentes Forestales, formada por perros adiestrados para detectar acelerantes en los puntos de inicio de los incendios. Esta herramienta se ha revelado fundamental para localizar restos de combustible o sustancias inflamables, reforzando la labor de las brigadas en la obtención de pruebas y en la reconstrucción de los hechos.