El Fiscal solicita 5 años de prisión
Según el escrito provisional del Fiscal, el acusado, que será juzgado el próximo miércoles en la Audiencia Provincial de Madrid, trasladó en 2010 su residencia desde Estados Unidos a España al tener conocimiento de que había fallecido el segundo esposo de su abuela, que por aquel entonces tenía 92 años.
Sirviéndose de una «fingida» relación de cariño, convenció a su abuela para que nombrara heredero universal en su testamento y, de forma simultánea, la mujer le nombró apoderado en todas sus cuentas bancarias «confiando en que el acusado realizara una buena gestión de su patrimonio».
El procesado aprovechó esta circunstancia para hacer transferencias a su favor a una cuenta de la que el acusado era titular exclusivo. De hecho, en apenas tres meses transfirió 440.000 euros en cuatro operaciones.
Poco después, el 30 de julio de ese mismo año, consiguió que su abuela le otorgara un poder general para disponer de todo su patrimonio y fue con ese poder con el que constituyó una sociedad limitada junto a su abuela.
Desde esa sociedad vendió una plaza de garaje propiedad de la mujer por 35.000 euros, «sin que hasta ahora haya reintegrado cantidad alguna por el producto en venta».
Posteriormente, el acusado «bajo el pretexto de elevar a público el acuerdo social», consiguió en realidad que su abuela realizara una ampliación de capital para la sociedad.
La mujer aportó 50.000 euros, un chalet en Villanueva de la Cañada (Madrid) valorado en 720.000 euros, dos plazas de garaje en Benidorm valoradas en 207.000 euros, el usufructo de su vivienda y de las dos plazas de garaje (854.180 euros) y todos sus muebles y enseres.
Un procedimiento que, a juicio de la Fiscalía, dejó a la mujer «huérfana de todo bien», por lo que «ya no tenía el acusado necesidad de utilizar el poder que un día la mujer le otorgó».
El acusado recibía mensualmente de la empresa una nómina de unos 2.000 euros e incluso adelantos periódicos de la nómina por importe de 6.000 euros, sin que de la empresa «conste actividad, ni rendimientos, ni beneficio alguno».
Así, en poco menos de un mes los 50.000 euros aportados por la mujer para la ampliación de capital, bajaron a 11.671 euros, motivo por el cual el acusado decidió vender la casa de su abuela sin su consentimiento por valor de 420.000 euros.
Y volvió a vaciar esa cuenta: En poco menos de dos años, Manuel la dejó en apenas 2.229 euros.