El informe forense descarta causas naturales y certifica la etiología homicida del fallecimiento
La autopsia definitiva de Abderrahim El Akkouh, el joven que murió el 17 de junio en Torrejón de Ardoz tras ser reducido por un policía municipal de Madrid fuera de servicio, confirma que su fallecimiento se produjo por asfixia con etiología homicida.
El documento ha sido elaborado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. En él se recogen las conclusiones tras el análisis de los pulmones, el corazón y la laringe de la víctima. Los especialistas certifican que la causa de la muerte fue la compresión torácica, que impidió la expansión de los pulmones.
El informe contempla además la posibilidad de una presa cervical. Esta maniobra de estrangulamiento bloquea la entrada de aire y la circulación sanguínea hacia el cerebro, lo que puede provocar un desenlace fatal en cuestión de segundos.
Los forenses remarcan que el fallecimiento no se debió a una causa natural ni accidental, sino a una acción externa. La técnica aplicada, conocida como «mataleón», refuerza esa conclusión al tratarse de un método que impide la respiración y puede causar la muerte de forma rápida.
La familia de Abderrahim sostiene que lo ocurrido es un asesinato y no un homicidio imprudente. Sus abogados pedirán el ingreso en prisión preventiva del agente implicado, una medida que cuenta con el apoyo de la Fiscalía.
El Ministerio Público, sin embargo, rechaza que se investigue al policía jubilado que colaboró en la inmovilización. Por ahora, éste se mantiene en la causa como testigo y no como investigado.