Se espera que el fenómeno meteorológico alcance su mayor incidencia este miércoles y se mantenga activo hasta el jueves
La capa de polvo del Sáhara que cubre la Península y las Islas Baleares impulsada por la borrasca Celia ha puesto en alerta a la Comunidad de Madrid y a otras regiones por la calidad del aire «extremadamente desfavorable» y por algunas «lluvias de barro».
La llegada de polvo en suspensión ha ido avanzando desde el sureste, donde comenzó el lunes y es más intensa, y ha dejado cielos oscurecidos -teñidos en muchos casos de un llamativo naranja rojizo- y notables capas de polvo en casas, aceras y coches.
Se espera que el fenómeno meteorológico alcance su mayor incidencia este miércoles, se mantenga activo hasta el jueves y que, en su avance hacia el norte, alcance Holanda e incluso el noroeste de Alemania. Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la probabilidad de calima se mantendrá este miércoles en la Península y Baleares, por lo que las precipitaciones podrán volver a ir acompañadas de barro.
Las provincias de Murcia, Alicante, Almería, Madrid, Albacete, Guadalajara, Segovia, Ávila y Burgos, entre otras, han registrado datos de calidad del aire «extremadamente desfavorable», según los datos del Índice de Calidad del Aire en España (ICA). En la ciudad de Madrid, el Ayuntamiento ha activado un dispositivo especial de limpieza para llevar la suciedad que ha teñido de naranja aceras, vehículos y mobiliario urbano.
Desde SAMUR han recomendado hidratarse, cerrar ventanas, salir con mascarilla y limitar la actividad física al aire libre en este episodio de calima que, aunque no es la primera vez que se produce en España -y de hecho es habitual en puntos de Canarias-, no se daba con esta intensidad desde hacía varias décadas.
Las implicaciones en la salud de respirar este aire con pequeñas partículas secas incluyen un incremento en la probabilidad de sufrir enfermedades respiratorias y cardiovasculares, según han alertado las autoridades sanitarias.
Desde la Consejería de Medioambiente y desde el 112 de la Comunidad de Madrid afirman que «no supone un marcado riesgo para la salud» pero aconsejan usar la mascarilla en la calle, sobre todo, las personas mayores y con problemas respiratorios, reducir actividades con esfuerzo físico al aire libre si se sufren problemas respiratorios, usar el transporte público para no aumentar la contaminación, y se pide mucha precaución al utilizar el vehículo particular debido a la disminución de la visibilidad.
La calima ha hecho que España haya llegado a ser este martes por la mañana el país más contaminado del mundo, superando a países como China o India, por partículas saharianas que pueden ser perjudiciales para la salud, ha advertido la experta de Meteored Yurima Calderón, informa Ep. Calderón toma como referencia el Índice Mundial de Calidad del Aire, en el que este martes aparecía España en el primer lugar entre los países con peor calidad del aire.
Desde la web Madrid Salud del Ayuntamiento de la capital explican que las partículas en suspensión presentes en la atmósfera se componen de una mezcla compleja de aerosoles y sólidos microscópicos de distinto origen y composición. Al respirar inhalamos cualquier partícula que se encuentre en el aire.
La exposición a niveles elevados de partículas puede causar:
– Irritación de las vías respiratorias y de los pulmones, con riesgo de aparición de bronquitis, mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias y reagudización de sintomatología en pacientes con enfermedades crónicas respiratorias (enfisema, EPOC…), asmáticos y alérgicos.
– Asimismo, puede generar respuestas inflamatorias en el sistema circulatorio, con cambios en la viscosidad de la sangre y de la presión arterial con restricción del suministro de oxígeno a los tejidos, agravando la sintomatología de enfermedades cardiovasculares y pudiendo provocar arritmias, infarto agudo de miocardio y accidentes cerebrovasculares (ictus isquémicos)
– La exposición crónica a material particulado ha mostrado un aumento de la incidencia de cáncer. De hecho, las partículas en suspensión han sido clasificadas como cancerígenos humanos por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Research on Cancer, IARC)
– Distintos estudios científicos sugieren que la exposición a altos niveles de partículas también puede asociarse con bajo peso al nacer y partos prematuros, por lo que las embarazadas son un colectivo de especial protección ante estos episodios.
– De forma global, estos contaminantes pueden incidir en la reducción de la esperanza de vida en la población expuesta.
Como se ha indicado anteriormente, son más sensibles a los efectos de este contaminante personas con asma y otras enfermedades respiratorias crónicas (enfisema pulmonar, EPOC…) enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos inmunológicos, pacientes oncológicos, consumidores de drogas y alcohol, embarazadas, así como menores de 6 años y mayores de 65 años.
Los niños pueden ver aumentada su exposición en comparación con los adultos debido a que realizan un mayor número de inspiraciones por minuto y a que dedican más tiempo a juegos o actividades que requieren esfuerzo físico. Además todavía no han alcanzado la madurez pulmonar y presentan mayor frecuencia de enfermedades agudas del sistema respiratorio, lo que los hace más vulnerables.
Las personas de edad avanzada tienen un riesgo incrementado por la mayor posibilidad de padecer una enfermedad subyacente de las ya mencionadas. Asimismo, en momentos de alta exposición, la realización de actividad física puede ser un factor que potencie los efectos negativos en salud, incluso en personas que no presenten ninguna patología previa.
Los principales síntomas son irritación de ojos, nariz y garganta, tos y flema, sibilancias, palpitaciones, molestias al respirar pudiendo notar sensación de opresión o dolor en el pecho, sensación de falta de aire y fatiga o cansancio inusuales. Estos síntomas pueden exacerbarse en aquellas personas que se encuentren desarrollando actividades deportivas al aire libre, pues al realizar inspiraciones más rápidas y profundas entrarían más partículas en sus pulmones.
La población más vulnerable, como son las personas con las afecciones ya comentadas, las embarazadas, los niños menores de seis años y las personas mayores de sesenta y cinco, deben limitar la exposición prolongada y la realización al aire libre de ejercicio físico o actividades que requieran esfuerzo siempre que haya una alta concentración de partículas. Si se sienten ahogos, cuesta respirar, sobreviene una tos profunda, o empeoran los síntomas de una patología previa, se debe acudir a un servicio de urgencias o llamar al 112.