Los hermanos de Abderrahim, que murió asfixiado por un agente fuera de servicio, niegan que hubiera intento de robo
Los hermanos de Abderrahim, el hombre de 36 años que murió en Torrejón de Ardoz tras ser reducido por un agente de la Policía Municipal de Madrid fuera de servicio, han anunciado su intención de personarse como acusación particular contra el agente. «El Consulado de Marruecos nos está ayudando a buscar un abogado», han declarado a El Mundo.
Uno de los hermanos, Morat, visiblemente afectado, habló este jueves ante las cámaras del programa En boca de todos para pedir justicia y expresar la indignación de la familia. «¡Que vean los vídeos, quiero justicia!», clamó entre lágrimas. Aseguró que la Policía les ha comunicado que el caso se encuentra en fase de investigación, pero que todavía no conocen el resultado de la autopsia.
Morat negó que su hermano estuviera cometiendo un robo y recordó que Abderrahim padecía esquizofrenia, como consta en informes médicos. «Mi hermano no estaba bien psicológicamente», aseguró. También explicó que solo ha visto imágenes del suceso a través de redes sociales, en las que se observa cómo su hermano permanece inmovilizado en el suelo. «No hay derecho», repetía una y otra vez.
En los vídeos grabados por los vecinos, se escucha a varios testigos suplicando al agente que afloje el agarre. «¡Que lo vas a asfixiar al chaval, coño!», grita uno. «¡Pero quítale ya el brazo, que ya está inmovilizado!», insiste otro. Una mujer ruega: «¡Dejadle un poco respirar, por favor…!»
Pese a los avisos, el policía no cesa en su acción y responde de forma agresiva. «¡Que llames a la policía, desgraciado!», se oye gritar al agente. En otro momento, dice: «¡Que lo he soltado, subnormal!», mientras mantiene la presión sobre el cuello del joven. Una vecina le advierte que Abderrahim ya no se mueve. «Está respirando… vale», contesta el agente con indiferencia.
Este jueves, los hermanos lanzaron un mensaje directo: «Esto fue un asesinato, no una detención». Otro añadió: «No es que lo cogiera la policía para llevarlo al calabozo… lo cogieron para matarlo». Para ellos, la actuación del agente fue injustificable y pudo estar motivada por prejuicios raciales. «¿Por qué no paró? ¿Por racismo o qué? No lo sé… pero algo había», dijo uno de ellos, completamente roto por el dolor.
El fallecido contaba con numerosos antecedentes policiales y acumulaba una treintena de detenciones en los últimos meses por hurtos y robo con violencia, según fuentes policiales.
El policía, expedientado pero cobrando
El agente implicado, de 59 años, estaba destinado en la Unidad Integral de Distrito (UID) de Barajas, aunque llevaba años sin patrullar por su condición de liberado sindical en UGT.
Tras el suceso, ha sido expedientado por el Ayuntamiento de Madrid y suspendido de funciones, aunque seguirá cobrando su sueldo base, sin complementos, según confirmaron fuentes municipales.
Según la investigación, tanto él como su compañero —ya jubilado y también policía municipal de Madrid— dieron positivo en las pruebas de alcoholemia realizadas tras los hechos. Algunos testigos ya habían señalado que ambos parecían actuar bajo los efectos del alcohol en el momento de la intervención.
La vicealcaldesa y delegada de Seguridad, Inmaculada Sanz, explicó que el Ayuntamiento ha hecho lo que le corresponde desde el punto de vista administrativo. En paralelo, el Juzgado de Instrucción número 1 de Torrejón de Ardoz ha decretado la libertad provisional del agente con medidas cautelares, entre ellas la entrega del pasaporte y la obligación de comparecer semanalmente en sede judicial.
El policía está siendo investigado por un presunto delito de homicidio por imprudencia. La familia, sin embargo, insiste en que no se trató de una imprudencia, sino de un acto deliberado: «Lo cogieron para matarlo», repiten, exigiendo justicia.