Hablamos con el padre de Katia, Ángel María Esteban, tras conocerse la sentencia del caso Madrid Arena
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al empresario Miguel Ángel Flores a cuatro años de prisión por cinco delitos de homicidio imprudente grave y otros 29 de lesiones, a tres años a los responsables de Madridec, Francisco del Amo, y Diviertt, Francisco Rojo, y a dos años y medio a Miguel Ángel Morcillo (Diviertt) y Carlos Manzanares (Kontrol 34). El resto de acusados, hasta 15 en total, han sido exculpados de su responsabilidad penal.
El padre de Katia Esteban, la joven de Daganzo de Arriba que murió en la enfermería del Madrid Arena, valora la resolución judicial para MiraCorredor.tv. Ángel María Esteban atiende la llamada de este medio.
Para los familiares nunca hay una sentencia justa
Pregunta. ¿Cómo se encuentra tras conocer la sentencia?
Respuesta. «Lo primero que tengo que decir es que como español, indignado, y como padre, indignadísimo».
P. ¿Qué le ha parecido?
R. «En términos jurídicos no la puedo valorar porque no soy jurista. Entiendo que lo de Flores es lo que marca la ley, pero no entiendo lo de los doctores. No lo entiendo».
P. ¿Cuál habría sido una sentencia justa para los familiares?
R. «Para los familiares nunca hay una sentencia justa, y más cuando hay una víctima. A mi ni todo el oro del mundo ni nada me va a devolver a mi hija».
Entre los exculpados, la absolución que más ha generado indignación en la opinión pública ha sido la de los doctores Simón y Carlos Viñals, encargados de llevar la enfermería del pabellón Madrid Arena la noche de la tragedia en la que murieron cinco chicas por aplastamiento. La Audiencia Provincial ha admitido que ambos actuaron de forma negligente, pero aun así quedan exculpados al entender que no había quedado acreditado que una actuación diferente hubiera salvado la vida de las jóvenes a las que atendieron (Rocío Oña, Katia Esteban y Cristina Arce), ya que estas fueron rescatadas muy tarde.
Al fin y al cabo los responsables son bastantes más
P. La sentencia absuelve a los doctores a pesar de que admite que hubo negligencia ¿Cómo encaja esto?
R. «Yo no sé cómo se encaja, porque dentro del raciocinio humano no entra este análisis, no me entra en la cabeza a mi. Y lo encajo, pues, mal, pero lo encajo».
P. ¿Usted cree que se sabe todo lo que pasó aquella noche?
R. «Se sabe lo que el juez fue capaz de descubrir. Se sabe lo que la gente vivió allí. Lo que no se sabe, los chanchullos que había entre los involucrados y la política en general, porque esto no es de una vez o de un momento determinado, esto es de años, y terminó o esperemos que haya terminado con la muerte de nuestras hijas».
P. Los responsables ¿Están todos señalados?
R. «Al fin y al cabo los responsables son bastantes más, no de la muerte pero sí de ese trocito de palo que lo echaste en la hoguera y que al final quemó la casa. Dicen por ahí que ni están todos los que son ni son todos los que están. A todos, a todos, inculparlos por la muerte era prácticamente imposible».
El tribunal ha impuesto a los condenados una indemnización de 350.000 euros para cada una de las familias de las chicas fallecidas durante la trágica fiesta de Halloween que se celebró el 1 de noviembre de 2012 y que derivó en las cinco muertes (Teresa Alonso y Belén Langdon, además de Rocío, Katia y Cristina).
O paso página o me quedo en casa, y quiero salir
P. ¿Ha echado de menos la presencia de políticos en el juicio?
R. «Si el juicio es por las muertes los políticos son responsables, pero no de la muerte, de haber permitido que se hiciesen cosas. No los pueden meter a todos en el mismo saco, pero que habría que juzgarlos a los políticos por sus negligencias… Muchas veces se dice que eso se hace en las elecciones, pero ahí tienes los resultados».
P. ¿Se puede pasar página tras conocer esta sentencia?
R. «La palabra puede no existe, se debe, no quedan más opciones. Yo tengo otra hija y tengo una vida. Entonces, o paso página o me quedo en casa, y quiero salir».
P. ¿Qué van a hacer ahora?
R. «No he hablado todavía con los abogados. Estoy a la espera de que me llamen, porque ellos se tienen que estudiar la sentencia, y me dirán lo que vamos a hacer».
Katia, de 18 años, vivía con su padre y su hermana Tania en el municipio de Daganzo de Arriba. Su madre murió de cáncer dos años antes. Estudió la ESO en el instituto Lázaro Carreter de la localidad y estaba cursando bachillerato en Alcalá de Henares. Sus amigos la recuerdan como una persona extrovertida, alegre, buena estudiante y muy amiga de sus amigos. El padre de Katia, Ángel María, fue concejal del PSOE en la localidad y es una persona muy comprometida con movimientos sociales y bastante conocida en Daganzo.
En el pueblo todavía hoy se vive aquella tragedia con mucha rabia y la sentencia ha caído sobre sus vecinos como un jarro de agua fría.
Cualquier hija realmente lo que quiere es que su padre esté bien
P. ¿Qué le gustaría a Katia que usted hiciera ahora mismo por ella?
R. «Que pasase página, es decir, ninguna hija quiere ver a su padre dolido, con dolor, cualquier hija realmente lo que quiere es que su padre esté a gusto y esté bien».
P. ¿Ha sentido el apoyo de Daganzo en todo el proceso?
R. «Sí, la gente encantadora y la gente de las redes. No tengo ninguna queja de la gente que me rodea, todo lo contrario. Muy agradecido».
P. Usted decía en Facebook que ha permanecido en silencio durante todo este tiempo y agradecemos mucho que nos haya atendido ¿Por qué ha querido mantenerse al margen?
R. «Pues, porque hasta que no están las resoluciones, hasta que no existen los motivos con justificación para decir las cosas lo que dices son elucubraciones. Yo prefiero hablar sobre hechos y, sobre todo, con un sentido que quería yo darle a la justicia, de que la justicia es justicia y he visto que no, pero es lo que toca».
Coincidiendo con el comienzo del juicio, el pasado mes de enero, compartió en su perfil de Facebook un escrito homenaje a su hija. Bajo el título de Carta que podría haber escrito mi hija, Ángel María Esteban imaginaba los últimos momentos de vida de la joven y dedicaba la carta a los responsables de la organización:
Me están apretando, aplastando, me cuesta respirar, poco a poco el dolor me va desapareciendo, ya no siento nada, creo que me voy a morir papá, cuanto te echo de menos.
Le he dicho al chico que está conmigo que cuando te vea que te diga que te quiero, siento que no voy a poder cuidar de ti, como te prometí, y te vas a quedar solo (…).
Me han cogido unas personas y me llevan deprisa a una sala donde hay unas personas con bata blanca, me han tendido en el suelo, no siento nada, no se acercan, la oscuridad lo invade todo. Papá te quiero.