Han sido detenidos los dos presuntos agresores
La Policía ha detenido a dos hombres como los presuntos autores de la agresión, en abril del pasado año, al cirujano plástico Ignacio Frade, que se enfrentó a sus asaltantes cuando les sorprendió atracando en casa de su padre en Madrid.
Fuentes de la Jefatura Superior de Policía han confirmado que las detenciones de estos dos hombres, de nacionalidad española y de 64 y 70 años, se practicaron el pasado miércoles en Torremolinos (Málaga) y en el distrito madrileño de San Blas.
Ambos arrestados, que ya están en prisión, cuentan con numerosos antecedentes policiales por homicidio, tráfico de drogas y estafa, e incluso uno de ellos ha cumplido condena en prisión por hechos similares a los que ahora se les imputan, que son delitos de robo con violencia e intimidación, detención ilegal y lesiones.
Los hechos se produjeron el 11 de abril de 2016 en la Avenida del Mediterráneo, en el distrito de Retiro, cuando estos dos hombres, haciéndose pasar por inspectores de Hacienda, accedieron al domicilio del padre de Frade, un anciano al que los asaltantes maniataron así como a una empleada.
Ignacio Frade entró en ese momento y se enfrentó a los ladrones, logrando que se fuesen, aunque resultó herido en la cabeza con un arma de fuego, mientras su padre y la mujer resultaron ilesos.
Días después del frustrado atraco, el doctor expuso en una rueda de prensa las sospechas de que sus agresores habían actuado por orden de un tercero y que estaban empeñados en que les diera unos papeles.
El cirujano es públicamente conocido porque fue testigo en el caso Antonio Meño, un hombre que en julio de 1989, cuando tenía 21 años, quedó en coma vegetativo tras someterse a una rinoplastia en la Clínica Nuestra Señora de América de Madrid, entidad que quedó absuelta tras los juicios iniciados por sus padres.
Durante el proceso judicial que duró 22 años, el Tribunal Supremo anuló las sentencias dictadas anteriormente al admitir una demanda de revisión presentada por la familia, en la que el doctor Frade reconocía que durante la intervención a Meño el anestesista se ausentó y no estuvo presente cuando él mismo se percató de que se producía una alteración en la frecuencia del ritmo cardiaco del paciente.