La Fiscalía pide hasta 15 años de prisión y cinco millones de euros de multa a 14 integrantes del clan
El próximo lunes comienza el juicio en la Audiencia Provincial de Madrid contra 14 integrantes del clan de los Kikos, la banda de narcotraficantes acusada de regentar el mayor punto de venta de droga en la Cañada Real, desmantelado en octubre de 2020 en la Operación Maíz.
En aquella operación se intervinieron 520.000 euros en efectivo, 19 kilos de cocaína, casi tres kilos de otras sustancias (hachís y heroína), 18 armas de fuego, así como maquinaria para tratar la droga y una amplia colección de joyas, relojes de lujo y 11 vehículos, algunos de ellos de alta gama.
La Fiscalía pide para los 14 acusados penas de entre cinco años y medio y 15 de prisión (esto último para uno de los cabecillas del grupo) y multas que oscilan entre los 125.000 euros y los cinco millones de euros.
Se enfrentan, según cada caso, a delitos contra la salud pública, pertenencia a grupo criminal, tenencia ilícita de armas y depósito de armas. El clan llegaba a suministrar cerca de 200 dosis diarias de estupefacientes en un búnker de la Cañada Real que funcionaba como un supermercado 24 horas.
Parte de los cabecillas del clan gitano, sucesores de los Gordos, residían en una vivienda de Alcalá de Henares, en la que la Policía encontró cajas fuertes ocultas en la pared detrás de espejos y muebles, grandes cantidades de dinero, relojes de lujo, perfumes de grandes marcas, joyas y vehículos de alta gama.
También se llevaron a cabo registros en Madrid, Torrejón del Rey (Guadalajara) e Illescas (Toledo). Además, la investigación puso de manifiesto el alto nivel de vida de los detenidos, que no concordaba con sus trabajos o ingresos.