Un empresario sale a patrullar todas las noches ante la oleada de robos
Santiago Rodríguez sale de su casa con su coche todas las noches a eso de la 1.30 o las 2 de la madrugada. Llega al polígono industrial de Ajalvir donde tiene que ir de una nave a otra de las tres que tiene en busca de los ladrones que desde hace meses han desvalijado su negocio en numerosas ocasiones.
«Esta noche, que sé que no hay patrulla, saldré a dar una vuelta con el coche», cuenta a MiraCorredor.tv, sin ocultar su enfado y su hartazgo por una situación a la que hasta ahora nadie pone remedio.
«Polígono arriba y abajo porque tengo tres naves y están en distintos sitios y tengo que ir a una y a la otra y así toda la noche». Sobre las 3.30 o las 4 termina su ronda. Asegura que «a esa hora ya no roban».
Todas las noches lo mismo, y el miércoles pasado se los encontró, eran seis encapuchados y estaban en una de sus naves.
«Me robaron 10 máquinas pero se fueron cuando llegué y me vieron». Y menos mal que no tuvo que enfrentarse a ellos. «Cómo me voy a meter yo contra seis encapuchados», explica, cansado de que la única manera de evitarlo sea con su presencia, pues las cámaras de seguridad tampoco sirven de mucho, ya que los individuos llevan el rostro tapado.
«Yo tengo la suerte de que vivo en Ajalvir pero la mayoría de los empresarios viven en Madrid o en otras zonas y no pueden hacer lo mismo que estoy haciendo yo cada noche». Y es que la oleada de saqueos afecta a decenas de empresarios de la zona.
Son tantos los robos que ha sufrido en los últimos meses que es incapaz de cuantificar el total del valor de los bienes sustraídos. Todo depende del tiempo que «se tiren robando» y «de lo que tarde la Guardia Civil o yo mismo en llegar» para evitarlo. «Hay veces que son 5.000 euros, otras 10.000, otras 30.000, otras 40.000».
Nadie hace nada
Todos los afectados se quejan de lo mismo. «No hay municipales ni Guardia Civil y eso que tenemos un cuartel a dos kilómetros en Daganzo y otro a tres en Paracuellos pero parece ser que no hay patrullas, no hay guardias civiles, y tenemos a los ladrones aquí todos los días».
Los afectados mantuvieron hace tiempo una reunión con el alcalde, pero para él de ese encuentro sólo salieron «buenas promesas y buenas palabras». Con la Guardia Civil también han hablado en los últimos meses y sin embargo, dice, «nadie hace nada».
De los ladrones poco se sabe, se sospecha que son bandas de ciudadanos extranjeros que buscan material de diferente tipo, a cada uno le roban lo que tenga, «les da igual si es aceite, ruedas, maquinaria o botellas de ginebra». Unas veces entran por los tejados, otras fuerzan las puertas, o hacen butrones en las paredes. Se cree que una vez que tienen la mercancía, «la transportan en camiones a sus países para venderla».
«Si no endurecen las leyes y encima no hay presencia policial, pues a robar, chalets y de todo», lamenta Santiago, quien teme que «cualquier día pase algo peor, una desgracia», y entonces sea demasiado tarde para actuar.