Las obras comenzarán en enero y durarán ocho meses
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha anunciado que en enero de 2018 comenzarán las obras de remodelación de la Gran Vía para reducir los carriles destinados al tráfico rodado y ampliar las aceras en una arteria que el Gobierno municipal prevé cerrar a los no residentes.
La transformación de la Gran Vía, cuyo proyecto ya está redactado, se incluía en el plan de calidad del aire de Madrid, que prevé restringir en 2018 el acceso en vehículo privado al centro de la ciudad a los no residentes, además de reducir a 70 kilómetros por hora la velocidad de circulación en la M-30 y los accesos a la ciudad.
El Ayuntamiento de Madrid ya anunció en enero de este año que realizaría obras en la Gran Vía para que la calzada y las aceras queden al mismo nivel, con una plataforma única, con lo que esta arteria quedaría preparada para el cierre parcial al tráfico derivado de su inclusión en la gran área de prioridad residencial del centro.

La Gran Vía del futuro potenciará la vegetación e integrará a las bicicletas en el tráfico rodado mediante ciclocarriles 30 (cuya velocidad máxima es de 30 km por hora).
En el tramo entre Callao y Cibeles la calzada estará divida en cuatro carriles, mientras que en el tramo entre Callao y Plaza España habrá cinco, uno exclusivo para las bicicletas en sentido subida debido a la pendiente de la vía.

El proyecto también reordenará los carriles para autobuses y taxis, y las para carga y descarga, residentes y acceso a los aparcamientos de la zona.
El objetivo del equipo de Carmena es que en 2018 no puedan acceder a buena parte del centro de la capital quienes no sean residentes, aunque sí se permitirá el paso a vehículos autorizados, entre ellos los de comerciantes y taxis.

La Gran Vía ya se cerró durante 29 días los meses de diciembre y enero a la mayoría de los vehículos en una actuación que tenía como objetivo probar la medida para ver si era posible aplicarla de forma definitiva.
El PP y Ciudadanos, al igual que algunas asociaciones de comerciantes, mostraron su frontal rechazo a la iniciativa por considerar que no solo generó un caos de tráfico sino que también conllevó pérdidas a las empresas ubicadas en la zona.