El descubrimiento abre un nuevo campo para el tratamiento de la infección
Pedro Escoll, experto en biología celular e inmunología, es el autor principal del artículo de la portada del último número de la revista Cell Host & Microbe. Este biólogo y experto en Biología Celular es uno de los investigadores que ha desarrollado en el departamento de genomas y genética del Instituto Pasteur, donde realiza un postdoctorado, un descubrimiento crucial para el tratamiento de la Legionella y de otras infecciones de bacterias patógenas.
Escoll y sus compañeros de investigación han averiguado en este estudio uno de los mecanismos mediante el que las bacterias de la Legionella actúan en nuestro organismo para provocar cambios en las células a las que infecta y poder así reproducirse.
«Dentro de las células que infecta Legionella existen unos orgánulos, llamados mitocondrias, que son como las centrales eléctricas’de las células, ya que son las que proporcionan energía a las mismas. En el proceso de infección, la bacteria inyecta en la célula proteínas que tratan de cambiar el metabolismo de la célula. Digamos que es una especie de hackeo biológico mediante el que los procesos normales se alteran para beneficio de la bacteria. Una de esas proteínas provoca la fragmentación de la red de mitocondrias, provocando un cambio metabólico en la célula. Eso facilita que la bacteria se replique dentro de las células de nuestro organismo», señala Escoll.
El descubrimiento abre un nuevo campo para el tratamiento de Legionella, una nueva estrategia terapéutica que pueda sustituir a los antibióticos (ante los que las bacterias cada vez se muestran más resistentes), destinada a incidir sobre el metabolismo de las células para poder evitar la infección.
«Tenemos en marcha en el laboratorio una prueba de concepto en la que utilizamos un inhibidor selectivo del proceso de fragmentación de las mitocondrias y hemos conseguido in vitro reducir la infección de Legionella», asegura el investigador. Se trata de evitar combatir la bacteria con los antibióticos y sustituirlos por un tratamiento que incida sobre las células, para protegerlas frente a la agresión de las bacterias.
Además, «pensamos que este tratamiento, en proceso de investigación, se puede reproducir para el tratamiento de otras infecciones por bacterias patógenas, entre ellas la que genera la tuberculosis, ya que algunos estudios muestran que también se produce un cambio metabólico en las células afectadas por tuberculosis», explica.
El doctor por la UAH es consciente de la trascendencia de estos estudios, sobre todo teniendo en cuenta que la Legionella es un problema con un impacto importante en materia de salud pública. «Hay mucha gente trabajando en este ámbito, porque el número de afectados se incrementa cada año, pero por fortuna no tiene un índice de mortalidad elevado, aunque casi siempre los brotes generan algún fallecimiento», indica.
Cada año se registran una media de 45 brotes de Legionella en España, que afectan a unas mil personas. El último brote detectado recientemente en Blanes, Girona, se ha cobrado la vida de una mujer de 83 años.