La mujer murió a golpes y el acusado dijo que se atragantó con una espina
Los médicos del SUMMA que atendieron a la mujer, cuando el acusado avisó al 112 y dijo que su pareja se había atragantado con una espina durante una barbacoa, han indicado en el juicio que se está celebrando esta semana en la Audiencia Provincial de Madrid, que no pudieron intubarla porque encontraron un trozo de alambre en su garganta, un dato que hasta ahora no había trascendido.
«Nos dijo que se había atragantado con una espina pero esa versión era totalmente contradictoria con lo que estábamos viendo», ha declarado hoy la médico del SUMMA que atendió a la mujer -según informa Europa Press- en la nave del polígono de Las Monjas donde la pareja trabajaba y residía. Después fue trasladada al Hospital de Torrejón donde dos días después falleció.
La médico ha relatado que fueron avisados por un atragantamiento, algo «menor», pero cuando llegaron se encontraron con una asistencia «muy grave», puesto que la mujer se encontraba inconsciente bajo un charco de sangre, no respondía y sangraba por la boca y un oído. En la jornada de hoy ha quedado acreditado que la mujer presentaba una fractura en el cráneo compatible con una agresión.
«El hospital nos alertó de que presentaba una fractura severa. Al ir, comprobamos que la mujer tenía la cabeza totalmente deformada», ha dicho el agente que instruyó las diligencias. A la Policía le extrañó que el acusado no la llevara inmediatamente al hospital. Además, los sanitarios de la ambulancia avisaron a los agentes de que el detenido tenía lesiones en brazos compatibles con la agresión.
Otro de los policías ha indicado que los médicos del hospital les comunicaron que la mujer estaba prácticamente fallecida y que presentaba «hundimiento craneal, lesiones y hematomas en la cara», unos moratones que el acusado achacó a que había pasado mala noche. Además, en el coche del acusado se encontró un cepillo de madera de limpiar barbacoas que, en un principio, se consideró el arma del crimen.
Versiones contradictorias
La Comunidad de Madrid ha elevado a 25 años de prisión por asesinato -frente a los 15 que solicita la Fiscalía por homicidio- la petición de pena para Paul, el acusado de matar a golpes a su pareja, Madalina, en Torrejón de Ardoz en julio de 2020, quien después llamó a los servicios de emergencia y dijo que la mujer se había atragantado con una espina.
El juicio con jurado popular contra el acusado ha comenzado esta semana en la Audiencia Provincial de Madrid, y la Comunidad de Madrid, que ejerce la acusación popular, ha realizado esa petición de 25 años por un delito de asesinato con la agravante de parentesco y de género, al considerar que la mató sin que pudiera defenderse.
También entiende que Paul, que tenía 37 años en el momento en que ocurrieron los hechos, acabó con la vida de Madalina, de 31 años, «como un acto de desprecio por el hecho de ser mujer y no respetar la decisión de no seguir la relación o hablar con él». Por su parte, la acusación particular, ejercida por la familia de la víctima, pide la misma pena.
La defensa del acusado mantiene su inocencia, por lo que pedirá la absolución. Paul asegura que nunca la maltrató y que el día en que se produjeron los hechos que se juzgan no la agredió, aunque ha cambiado varias veces de versión. Primero dijo que se atragantó con una espina tras una barbacoa, y ahora dice que cree que sufrió un robo con violencia en el Puente de Hierro de Torrejón.
Según el escrito del fiscal, sobre las 23:00 horas del 12 de julio de 2020, el acusado y su pareja, ambos de nacionalidad rumana, abandonaron una nave del polígono de Las Monjas en la que residían en Torrejón en dirección al centro de la localidad para tomar algo juntos. Sobre las 00:43 horas, y tras mantener una fuerte discusión, la mujer decidió volver sola a la nave, pero el acusado la siguió.
21 llamadas y un mensaje
Entre las 00:45 horas y las 01:36 horas, el hombre realizó un total de 21 llamadas al teléfono móvil de su pareja, todas ellas sin obtener respuesta, y además le envió un mensaje a las 00:51 horas en el que ponía «RAP», que en rumano significa «secuestrar» o «cortar». Poco después abordó a la mujer en las inmediaciones de la nave y se inició una discusión entre ambos.
Durante la discusión, el acusado propinó a la víctima un fuerte golpe en la cabeza con un objeto contundente, ocasionándole un traumatismo en la zona frontotemporal y fractura craneal, y a continuación la introdujo aún con vida en el vehículo conducido por él mismo hasta llegar a la nave de una empresa de transportes, en la que trabajaban y residían, situada en la calle Polo Sur de Torrejón.
Una vez allí, procedió a sacar el cuerpo del vehículo y accedió al interior de la nave con la ayuda de un compañero que en esos momentos pernoctaba allí y quien, extrañado por el estado de la víctima y la sangre que comenzó a salir por su boca y oídos, sugirió al acusado que llamara al 112, según el relato de la Fiscalía.
Según la investigación, el acusado aseguró a los servicios de emergencia que su pareja se había atragantado con una espina durante una barbacoa. Pero los sanitarios comprobaron que tenía un traumatismo craneoencefálico severo, con sangrado en las orejas y con dificultad respiratoria, y los agentes sospecharon al instante del acusado, quien incurrió en contradicciones.
Cuando la mujer fue trasladada en ambulancia al Hospital de Torrejón, los médicos de urgencias constataron que se encontraba en estado crítico, «presentando fractura craneal incompatible con la vida», añade la Fiscalía. La víctima murió dos días después en el centro sanitario y el hombre fue detenido e ingresó en prisión provisional.