Una joven asesinada y dos imputados: el compañero de piso de Miriam y el toxicómano que confesó el crimen exculpando a Sergio
Concluye la fase de instrucción del crimen de Meco, el asesinato de la joven de 25 años Miriam Vallejo en enero de 2019 en un paraje de la localidad madrileña de Meco, muy próximo al municipio de Villanueva de la Torre (Guadalajara), donde residía la joven.
La fase instrucción judicial termina después de que ninguna de las partes (acusación particular, defensa y Fiscalía) hayan pedido que se alargue tras la última prórroga que concluyó el 28 de enero, al tratarse de una causa compleja, según publica ABC y confirman fuentes judiciales.
Ahora sólo se podrán realizar las diligencias que están pendientes antes de fechar el juicio o archivar el caso. Entre esas diligencias por hacer está el cotejo de ADN y la toma de declaración del segundo investigado, Alberto, un preso toxicómano que se autoinculpó del crimen ante sus terapeutas.
La Guardia Civil acudió el pasado 27 de enero a la cárcel de Alcalá Meco para tomarle declaración, pero él se negó, según el citado diario, aunque sí se le han podido tomar muestras de ADN, que está siendo analizadas en el laboratorio, según el citado diario.
El primer investigado, que pasó cuatro meses en prisión es Sergio, quien vivía con su novia y con Miriam en una casa de Villanueva de la Torre el día de los hechos. Quedó en libertad al aceptar la jueza que el ADN hallado en la ropa de Miriam se pudo transferir en la lavadora, ya que hacían la colada juntos.
Ambos son de Azuqueca de Henares y coincidieron en prisión. Alberto dijo a los monitores del centro de desintoxicación al que acudía que confesó los hechos porque le parecía injusto que Sergio estuviera en la cárcel por un delito que no había cometido.
«La maté, 68 puñaladas. Este tormento no me deja dormir», escribió en uno de los mensajes enviados a sus monitores del centro de desintoxicación. La joven recibió 89 puñaladas al ser abordada por la espalda, de noche, cuando paseaba a sus perros.
Sin embargo, la Guardia Civil considera que todas las pruebas señalan a Sergio y no dan credibilidad al testimonio del segundo imputado, entre otras cosas, porque no acierta en los datos que aporta en su confesión y porque ya mintió cuando acusó a su madre de matar a su padre unos años atrás.