Las chicas se quedaron extrañadas, algo no les cuadraba
El sumario revela nuevos datos sobre el asesinato de Pioz, como las conversaciones que el asesino confeso mantuvo con sus compañeras de piso en Alcalá de Henares con las que vivía desde el pasado mes de julio.
El diario EL ESPAÑOL ha accedido en exclusiva al sumario del caso, y según informa, llegó a decirles a sus compañeras de piso que su tío, Marcos Nogueira, al que asesinó junto a su mujer y sus hijos, era un hijo de puta.
Una expresión que dedicó a quien le había recibido en su casa de Torrejón hasta que la familia decidió marcharse al chalet de Pioz. Patrick dice esto a sus dos compañeras de piso en Alcalá en una conversación que tuvo lugar el pasado 16 de septiembre.
Ese día, las dos chicas decidieron invitarle a cenar en un restaurante mexicano de la ciudad porque, según recoge el sumario, lo veían muy solo. Nada más llegar con ellas al bar, pidió y se tomó un chupito de tequila. Al terminar la cena, además bebió una copa de ginebra.
Entre una cosa y la otra, el joven les contó que su tío había desaparecido en agosto, dejándole con las deudas del piso anterior, el que la familia tenía alquilado en Torrejón.
Una conversación en la que el asesino confeso repite que su tío es un hijo de puta, por lo que se entiende que en ese momento trataba de construir una coartada.
Tres días después, el 19 de septiembre, cuando las chicas regresaron a casa de sus clases en la Universidad de Alcalá comprobaron que Patrick estaba raro.
Según reza el sumario, «sobre las 15.30 horas llegaron a casa, dándose cuenta de que Patrick no se encontraba bien, que estaba con mucho frío, refiriéndose éste que había tenido vómitos. Fueron al McDonald’s y Patrick mantuvo una conversación por Whatsapp con su hermana».
Pero la noticia todavía no había salido a la luz. Pasaron unos días hasta que se supo que los cadáveres hallados en el chalet de Pioz, dos adultos descuartizados y dos menores degollados, eran los de Marcos Campos, Jananína Santos y los pequeños David y María.
Cuando las televisiones y todos los medios de comunicación empezamos a escribir sus nombres, las compañeras de piso se dieron cuenta de que la familia asesinada era la de Patrick, con la que había vivido en Torrejón, de la que había hablado aquella noche en un mexicano de Alcalá.
Entonces, la conversación entre las chicas y Patrick se produce a través de Whatsapp:
-Compañeras de piso: «Patrick, estamos preocupadas. ¿Estamos en peligro?»
-Patrick: «No, no vosotras. Me tengo que ir a Brasil. Si alguien viene aquí, no van a ir ahí, a vuestra casa. Porque no estoy registrado en la ciudad».
–Compañeras de piso: «¿Y si alguien te está buscando? Alguien puede buscar en tu apartamento».
-Patrick: «No, me acabo de ir. Porque hace cosa de un mes alguien se llevó a mi tío por algo que él hizo. Está en las noticias. No vivo con él desde junio. O sea, que ni idea».
–Compañeras de piso: «¿Alguien sabe dónde vives?»
-Patrick: «No, nadie. No os preocupéis».
–Compañeras de piso: «¿Alguien quiere matarte?»
-Patrick: «Voy al consulado, a hablar sobre las deudas de mi tío en España, aquí en Madrid. Para hablar de cuando trabajó con una gitana. El tema es: cuando viví con él me encargué de los niños y de su esposa. Por ello la gente no me conoce»
-Patrick: «Me acusa la familia de su mujer. El hombre que está casado con la hermana de la mujer de mi tío me está acusando. Y si voy ahora, quizás pueda salir del país, para explicar esta mierda»
–Compañeras de piso: «¿Acusándote de qué? ¿Del asesinato?».
-Patrick: «Sí».
–Compañeras de piso: «La policía en España ha dicho que era la mafia. ¿Y te acusan de que tú le mataste?».
-Patrick: «No, la policía aquí acusa a la mafia. Solo este cabrón está diciendo que tengo algo que ver con todo esto»
–Compañeras de piso: «En tu opinión, ¿quién mató a tu tío?»
-Patrick: «Mi tío tenía muchas deudas de su último trabajo en Torrejón».
Las chicas se quedaron extrañadas, algo no les cuadraba, pero Patrick ya volaba rumbo a Brasil, a donde llegó para refugiarse en casa de sus padres, donde se vio al menos dos veces con su amigo Marvin, el supuesto cómplice con el que intercambió mensajes el día del crimen. Después voló a España y se entregó a la Guardia Civil. Fue detenido y puesto a disposición judicial.
Ahora la investigación se centra en tratar de recuperar los mensajes de su teléfono móvil para conocer el alcance de la implicación de su amigo en los hechos y en determinar cuáles son sus capacidades mentales.
La Fiscalía le acusa de dos asesinatos (los de los dos niños) y dos homicidios en el caso de los adultos, pero la acusación insiste en que fueron cuatro asesinatos. Su defensa trata de conseguir un análisis psicológico favorable, que le permita rebajar su pena o cumplirla en un centro psiquiátrico.