Los restos del cohete chino han caído, finalmente, en el sur del océano Pacífico tras generar una alerta mundial y el cierre de parte del espacio aéreo español
El Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE) del Ejército del Aire, ubicado en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, está realizando un seguimiento de los restos del lanzador chino CZ-5B, lanzado el 31 de octubre, que finalmente han caído sobre el centro-sur del océano Pacífico.
Estaba previsto que la última órbita antes de la reentrada en la atmósfera atravesase la Península Ibérica entre las 9:50 y 10:05 hora de la mañana. De hecho, el cohete ha pasado de largo por España, tras lo cual se ha restablecido el tráfico aéreo que había sido interrumpido en algunos puntos del territorio.
El Departamento de Seguridad Nacional del Gobierno español ha ordenado restringir el espacio aéreo en algunas zonas del país. Los aeropuertos de Cataluña, Baleares, Aragón y Navarra habían suspendido toda su operativa tanto de salidas como de aterrizajes, entre las 9:38 y las 10:18 horas.
La suspensión del tráfico aéreo durante 40 minutos ha afectado a los aeropuertos de El Prat, Reus, Tarragona, Islas Baleares, Aragón y Navarra. Desde el sector han señalado que los horarios de los vuelos se irán normalizando paulatinamente durante las próximas cinco horas.
Y es que el norte de España se encontraba en un primer momento en la trayectoria de impacto del cohete fuera de control, según el departamento de Seguimiento y Vigilancia Espacial de la UE. Posteriormente, el seguimiento en directo indicaba que el cohete habría pasado de largo y se dirigía hacia el Pacífico.
«Los restos del cohete Larga Marcha CZ-5B de la república Popolar China han entrado en la atmósfera sobre el centro-sur del Océano Pacífico», ha anunciado en Twitter el comando espacial de Estados Unidos, que ha indicado como hora de caída las 4:01 a. m., que equivale a 11:01 hora española peninsular.
El CZ-5B fue lanzado el 31 de octubre, y este es el cuarto cohete chino que vuelve a la Tierra de forma descontrolada desde 2020. Lo peor es que no es posible predecir con exactitud cuándo y dónde pueden caer los restos, sólo se sabrá unas horas antes del impacto, según ha informado Eurocontrol.