El Real Decreto aprobado este martes instala la «perspectiva de género» en toda la etapa educativa e introduce asignaturas sobre digitalización y emprendimiento
El Consejo de Ministros ha aprobado este martes el Real Decreto que fija la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria, que da especial importancia «a la orientación académica y la inclusión educativa para identificar y prevenir el abandono temprano de la educación y facilitar la consecución de los objetivos de la etapa a todo el alumnado».
Esta nueva ordenación para la ESO empezará a implantarse en los cursos primero y tercero en 2022-2023, y en segundo y cuarto, el curso siguiente.
«La finalidad de la Educación Secundaria Obligatoria consiste en lograr que los alumnos y alumnas adquieran los elementos básicos de la cultura, especialmente en sus aspectos humanístico, artístico, científico-tecnológico y motor; que desarrollen y consoliden los hábitos de estudio y de trabajo, así como unos hábitos de vida saludables; y que estén preparados para su incorporación a unos estudios posteriores o al mercado laboral, con capacidad para el ejercicio de sus derechos y obligaciones como ciudadanos y ciudadanas», señala el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
El Real Decreto desarrolla los principios pedagógicos que deben orientar las propuestas de los centros y que deberán estar presididas por el «principio de inclusión educativa y la atención a la diversidad». Entre las medidas recogidas en el texto para lograr este objetivo destaca la recuperación de los programas de diversificación curricular y la reorganización de los ciclos formativos de grado básico, con el fin de identificar y prevenir el abandono temprano de la educación y facilitar la consecución de los objetivos de la etapa a todo el alumnado.
La orientación académica tendrá a partir ahora un peso específico a lo largo de esta etapa ya que los alumnos y alumnas recibirán, al finalizar el segundo curso, un consejo orientador que incluirá un informe sobre el grado de consecución de los objetivos y de la adquisición de competencias, así como una propuesta para continuar su formación. Al terminar la etapa recibirán un nuevo consejo orientador que les ayudará a tomar decisiones en su itinerario formativo.
El Real Decreto modifica la ordenación y la organización de esta etapa, que en los tres primeros cursos tendrá como materias Biología y Geología; Educación Física; Educación Plástica, Visual y Audiovisual; Física y Química; Geografía e Historia; Lengua Castellana y Literatura y, de haberla, Lengua Cooficial y Literatura; Lengua Extranjera; Matemáticas; Música; y Tecnología y Digitalización. A estas se podrá añadir una segunda lengua extranjera.
En el cuarto y último curso de ESO, que tendrá carácter de orientación de cara a los estudios postobligatorios o a la inserción laboral, las materias obligatorias y comunes a todo el alumnado serán Educación Física; Geografía e Historia; Lengua Castellana y Literatura y, de haberla, Lengua Cooficial y Literatura; Lengua Extranjera; y Matemáticas.
La asignatura de Lengua y Literatura, que contará el mayor volumen de horas (325 para los tres primeros cursos y 115 horas para 4º de la ESO) se orienta tanto a la «eficacia comunicativa» como a «favorecer un uso ético del lenguaje que ponga las palabras al servicio de la convivencia democrática, la resolución dialogada de los conflictos y la construcción de vínculos personales y sociales basados en el respeto y la igualdad de derechos de todas las personas». Además, otorgará un papel central a las lenguas autonómicas, pues una de las competencias específicas de la asignatura se orienta al «reconocimiento de la diversidad lingüística y dialectal del entorno, de España y del mundo con el propósito de favorecer actitudes de aprecio a dicha diversidad, combatir prejuicios y estereotipos lingüísticos y estimular la reflexión interlingüística».
Además, deberán elegir tres materias más entre Biología y Geología; Digitalización; Economía y Emprendimiento; Expresión Artística; Física y Química; Formación y Orientación Personal y Profesional; Latín; Música; Tecnología; y una segunda lengua extranjera. Como novedad, existe la posibilidad de ofrecer materias optativas que podrán configurarse como un trabajo monográfico o un proyecto de colaboración con servicios a la comunidad.
A esto hay que añadir la materia de Educación en Valores Cívicos y Éticos, que deberá programarse para todo el alumnado en alguno de los cuatro cursos y deberá servir para «tomar consciencia de la lucha por una efectiva igualdad de género, y del problema de la violencia y explotación sobre las mujeres, a través del análisis de las «diversas olas y corrientes del feminismo y de las medidas de prevención de la desigualdad, la violencia y la discriminación por razón de género y orientación sexual, mostrando igualmente conocimiento de los derechos LGTBIQ+ y reconociendo la necesidad de respetarlos». A partir de las enseñanzas mínimas establecidas por el Gobierno en este Real Decreto, serán las comunidades autónomas las responsables de completar el currículo de esta etapa. Los centros educativos y el profesorado adaptarán las enseñanzas a los alumnos y alumnas que conforman sus grupos.
Los alumnos de 12 a 16 años contarán con dos nuevas asignaturas sobre digitalización y emprendimiento, y la educación tendrá en toda la etapa una clara «perspectiva de género». Tal y como indica el texto, la materia de Tecnología y Digitalización deberá cursarse en los tres primeros cursos, mientras que en 4º, habrá otra asignatura sobre Digitalización, que será optativa. Una de las novedades que recoge el documento es que las comunidades autónomas podrán incorporar en 4º de la ESO las lenguas de signos españolas con el objetivo de «reforzar la inclusión».
También la asignatura de Biología y Geología continúa la senda de fomentar la igualdad de género y la diversidad sexual. Así, en clase se trabajará en la «diferenciación entre sexo y sexualidad» y en la «valoración de la importancia del respeto hacia la libertad sexual de las personas», así como se plantearán y resolverán «dudas» sobre «temas afectivo-sexuales, de forma respetuosa y responsable, evaluando ideas preconcebidas mediante el uso de fuentes de información adecuadas». Por otro lado, entre otras cuestiones, se estudiará «el funcionamiento de las vacunas y antibióticos».
En cuanto a la Religión, el borrador sostiene que estas enseñanzas tendrán que ser ofertadas por los centros pero será voluntaria para los alumnos. Además, las calificaciones obtenidas en esta materia no contarán ni para la nota media académica ni para aquellas convocatorias que la pidan, como es el caso de la solicitud de becas. Tampoco tendrá «asignatura espejo», con lo que aquellos alumnos que no elijan cursar Religión recibirán «la debida atención educativa». Esta atención, según el texto, «se planificará y programará por los centros de modo que se dirijan al desarrollo de las competencias transversales a través de la realización de proyectos significativos y relevantes y de la resolución colaborativa de problemas, reforzando la autoestima, la autonomía, la reflexión y la responsabilidad».
Por otro lado, la evaluación será «continua, formativa e integradora» y se basará en el grado de desarrollo de las competencias. Las decisiones sobre la promoción del alumnado serán adoptadas de forma colegiada por el equipo docente, atendiendo al grado de consecución de los objetivos. Los estudiantes pasarán de curso cuando el profesorado considere que las materias suspensas no les impiden seguir con éxito el curso siguiente y hay expectativas favorables de recuperación. Promocionarán quienes hayan superado las materias o ámbitos cursados o tengan evaluación negativa en una o dos materias. De forma excepcional se podrá permanecer un año más en 4º si los docentes creen que se favorece la adquisición de las competencias clave de la etapa.
El texto prevé que los centros lleven a cabo en el segundo curso de ESO una evaluación de diagnóstico para valorar las competencias adquiridas por su alumnado. Tendrá carácter informativo, formativo y orientador, y será responsabilidad de las administraciones educativas.
La normativa, que desarrolla el articulado de la Ley Celaá, fija que en todas las materias se trabajarán la comprensión lectora, la expresión oral y escrita, la competencia digital, el fomento del espíritu crítico, la educación emocional y en valores, la educación para la paz y la creatividad. Igualmente serán objeto de un tratamiento transversal aspectos como la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual, la igualdad entre hombres y mujeres, la formación estética y el respeto mutuo y la cooperación entre iguales. Y se prestará especial atención a la correcta expresión oral y escrita y al uso de las matemáticas y, a fin de promover la lectura, se dedicará un tiempo a la misma en todas las materias.
Otra de las novedades es que se eliminan, como en Primaria, las calificaciones numéricas, así como los exámenes extraordinarios, y se recuperan los programas de diversificación curricular. Los resultados de la evaluación se expresarán en los términos de Insuficiente (IN), Suficiente (SU), Bien (BI), Notable (NT) o Sobresaliente (SB). En el caso de los ámbitos que integren distintas materias se expresará mediante una única calificación.