Las piezas del puzzle todavía no terminan de encajar aunque la Guardia Civil continúa trabajando sobre una línea de investigación sólida
Lo último que hemos conocido es que Marcos Nogueira, el padre de la familia brasileña que la Guardia Civil encontró el pasado fin de semana descuartizada en un chalé de Pioz (Guadalajara), llevaba al menos desde el año 2000 en España «buscándose la vida» con trabajos como camarero, panadero, montador de escenarios e incluso facilitando papeles de residencia a compatriotas. Después regresó a Brasil en 2011 y viajó de nuevo a España en 2013 tras contraer matrimonio con Janaína.
«Trabajaba en lo que encontraba, era un buscavidas», han explicado a La Voz de Galicia amigos y conocidos que coincidieron con Marcos en A Coruña, donde según este periódico residió en dos periodos de su vida, primero de 2000 a 2003 y, posteriormente, entre 2010 y 2011. Este círculo de allegados descarta que, al menos en España, estuviera relacionado con las drogas.
La numerosa colonia brasileña que reside en A Coruña destaca rasgos de Marcos como que era «profundamente religioso», donde se hizo famoso por facilitar papeles de residencia. «Le propuso al mismo abogado que le tramitó a él sus papeles un negocio, que consistía en llevarle compatriotas al despacho para que les formalizase la solicitud de residencia a cambio de un dinero», cuenta uno de sus muchos amigos.
«Trabajaba a comisión y le trajo algunos problemas con otros brasileños», continúa este conocido de Marcos, que descarta por completo que esas cifras económicas pudieran guardar relación con el cuádruple crimen. «Nadie hace desaparecer a una familia entera por 300 euros», argumenta.
Mientras la investigación continúa declarada bajo secreto de sumario por el Juzgado de Instrucción 1 de Guadalajara, esta semana se han desplazado a la urbanización La Arboleda de Pioz donde se hallaron los cuerpos un equipo de especialistas de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
Desde Madrid también se ha movilizado al Equipo Central de Inspecciones Oculares del Instituto Armado, unos expertos en tratar de recabar huellas y restos biológicos en una vivienda en la que no había apenas muebles.
Familiares de Marcos y Janaína, mientras tanto, apuntan estos días desde Brasil a que la investigación se debería centrar en el entorno en el que se movía el padre de la familia en Torrejón de Ardoz, donde residieron hasta el pasado mes de abril; y en Alcalá de Henares, donde trabajó como camarero en un restaurante. También aportan otros datos como que Janaína era hija de un relevante empresario en João Pessoa.
La familia vivía discretamente en la urbanización de Pioz donde los vecinos apenas veían a Marcos andando por la urbanización para hacer algún recado. Se habían empadronado en el municipio alcarreño el 21 de julio, procedentes de Torrejón de Ardoz.
La Guardia Civil tiene como prioridad desde el pasado 24 de septiembre, cuando un vecino alertó del mal olor que salía de la casa, seguir el rastro de quienes accedieron en el último mes al chalé situado en la calle Los Sauces de esta urbanización con unas 600 viviendas.
Los investigadores trabajan contrarreloj para sostener la principal hipótesis, que unos sicarios profesionales se desplazaron expresamente para matar a la familia, quizá pudieron hacerlo desde Brasil, teniendo en cuenta la corta distancia entre el aeropuerto de Barajas y la localidad, era fácil cometer el atroz asesinato múltiple y volver a coger un avión. Por eso los agentes investigan también en el aeropuerto de la capital para conocer qué brasileños han entrado o salido del país en el mes de agosto. Se sospecha que pudieron actuar dos o tres personas.
También contábamos este jueves que, según revela la autopsia practicada a los cuerpos, el padre pudo ser torturado antes de morir, al encontrarse al menos 15 cortes de poca profundidad en el cadáver que podrían ser compatibles con una forma de tortura para extraer información, un método muy utilizado por sicarios y mafias. Siguiendo por esa línea y según apuntan algunos medios, El Ministerio del Interior español habría solicitado al Gobierno brasileño datos sobre redes de sicarios y asesinos a sueldo fichados por aquel país.
Se sabe que desde que abandonaron Torrejón de Ardoz algo cambió en sus vidas. Según los primeros datos de la investigación, la familia trataba de esconderse, por eso apenas se dejaba ver y el único que iba al centro urbano de Pioz a comprar al supermercado era el padre. El pan les llegaba cada día a la puerta de casa hasta que de repente se empezaron a acumular las bolsas con las barras unas encima de otras porque nadie las recogía. No tenían teléfono fijo ni internet, ninguna de las facturas estaba a su nombre, y el padre siempre salía de casa con un sombrero y trataba de ir por caminos rurales hasta el centro de la localidad.
Son todavía muchas las incógnitas que arroja el caso. Desde la Guardia Civil, su director general ha pedido que se respete el secreto de sumario y que se deje trabajar a los investigadores en su labor de esclarecer los hechos en el menor tiempo posible.