Su mujer habría simulado la separación para ocultar a su marido y aparentar que vivía sola con sus cuatro hijos menores de edad
Agentes de la Policía Nacional han detenido en Torrejón de Ardoz a un fugitivo, de 42 años, nacionalidad española y etnia gitana, que llevaba cuatro años huido, desde que fue condenado a 11 años de prisión por un presunto delito de agresión sexual llevado a cabo de forma reiterada contra su primo, de 13 años de edad, que padecía un 38% de discapacidad psíquica. El menor estaba siendo sometido, además, a un estudio para determinar la existencia de algún otro déficit de mayor gravedad.
El detenido se servía de las dificultades que ofrecía el entorno en el que se ocultaba para evitar cualquier tipo de vigilancia o control, y se apoyaba en la cobertura que le ofrecía su familia para mantenerse oculto en su vivienda de la barriada gitana de La Zarzuela, una casa de protección oficial en la que vivía con su mujer desde 2001 y que también compartía con sus cuatro hijos, todos ellos menores de edad, según fuentes policiales.
Allí llevaba cuatro años enclaustrado y protegido por su entorno para eludir a la Justicia. No salía de casa para nada, todo se lo llevaban, y ni siquiera se asomaba a la ventana por miedo a ser visto. Sólo pisó la calle en los primeros meses de la pandemia cuando enfermó de Covid-19 y tuvo que ingresar en el Hospital de Torrejón, pero lo hizo con el DNI de su hermano, para no dejar rastro en los registros sanitarios. Además, no tenía nada a su nombre, ni coche, ni casa ni teléfono.
A la Policía, que llevaba tiempo detrás de él, le llamó la atención que todos los miembros de su familia accedían al domicilio llamando al timbre, y nunca con llave, lo que evidenciaba que siempre había una persona encerrada dentro del piso. Incluso, acudía regularmente a la casa un pastor evangelista para leer con él el Evangelio y así no tener que desplazarse hasta la iglesia. «Dios me ha dicho que aguantara con mi familia», confesó a los agentes al ser detenido, según publica La Razón.
Aunque vivía con él, su mujer habría tratado de simular que estaban separados porque él la maltrataba. Aunque se habían separado de forma legal, los investigadores creen que simuló esta separación hace unos meses en Servicios Sociales para que de alguna forma constara de «forma oficial» que allí no residía su marido, y para seguir cobrando las ayudas que percibían al ser ella, supuestamente, la única encargada de mantener a sus cuatro hijos.
Recopilados todos los indicios que apuntaban a que el fugitivo se encontraba enclaustrado en el domicilio familiar, los agentes establecieron un dispositivo policial en las inmediaciones y tras la entrada a la vivienda, fue hallado y detenido. «Me duchaba todas las mañanas por si veníais», dijo a los policías que lo capturaron. Estaba convencido de que tarde o temprano darían con él y cañaría cumpliendo los 11 años de condena por abusar sexualmente de un menor indefenso, unos hechos que él niega.