Ha denunciado los hechos ante la Policía pero no han sido localizados los supuestos estafadores
Pablo decidió vender su teléfono móvil. Como tantas otras personas que quieren poner a la venta algún artículo que no utilizan o que por el motivo que sea prefieren deshacerse de él, publicó un anuncio en la página web de anuncios clasificados milanuncios.com. Se trataba de un Samsung Galaxy S7 Edge en color negro.
El pasado día 28 de agosto recibió una llamada. Al otro lado del teléfono un chaval joven le dijo que llamaba desde un locutorio, que se encontraba en Torrejón de Ardoz junto con su hermano y que estaban interesados en adquirir el terminal. En ese momento Pablo les facilitó su dirección y los dos chicos llegaron a su casa. Según comentaban, eran de un pueblo de Toledo, habían perdido el teléfono en las fiestas y por eso querían comprar uno.
El móvil, Pablo, lo anunciaba para su venta a un precio de 490 euros. El chico, el interesado, le pidió por teléfono que si se lo podía rebajar. Entonces pactaron que fuera vendido en 420 euros. Le entregaron 8 billetes de 50 euros y un billete de 20 euros.
Cuando Pablo y su pareja habían finalizado la venta, previo contrato escrito en un papel que elaboró el propio Pablo con los datos de identificación facilitados por el comprador, fueron a ingresar el dinero a un cajero automático.
La sorpresa llegó cuando intentaron meter los billetes y el cajero los rechazaba una y otra vez. Probaron entonces en otro cajero de otra entidad y ocurría lo mismo. Ahí fue cuando se extrañaron y supusieron que eran falsos, porque ambos cajeros sólo admitían el billete de 20 euros que, al parecer, era el único no falsificado.
Una vez que descubrieron la supuesta estafa se dirigieron a la Policía Nacional de Torrejón para interponer la correspondiente denuncia, facilitada por la víctima a MiraCorredor.tv.
Pablo expone los hechos en comisaría y entrega un vaso de plástico y una jarra de cristal por si se podían analizar las huellas de los supuestos estafadores. En el domicilio de la víctima pidieron un vaso de agua y se les ofreció una jarra y un vaso de plástico que uno de los chicos «agarró con las manos».
Pablo asegura que a los agentes también les comunicó que la urbanización en la que vive y donde ocurrieron los hechos tiene cámaras de seguridad y que había posibilidad de contactar con la empresa que las gestiona, pero que la Policía «no lo tuvo en consideración».
Desde entonces no han sido identificados estos dos individuos, no ha habido ninguna pista y tampoco parece que sirvieran de mucho las huellas.
Pablo lo único que conserva es un billete auténtico de 20 euros; una denuncia de los hechos; un papel que uno de los presuntos estafadores firmó probablemente con un nombre y un DNI falso; y una resolución del Juzgado de Instrucción 1 de Torrejón que decretó el «sobreseimiento provisional» porque, aunque reconoce que hay datos para determinar que los hechos constituyen un delito, «no son suficientes para conocer la identidad de los autores».
Ahora cuenta que le ha cogido cierto miedo a eso de vender cosas en la red, aunque asegura que tomará más precauciones para la próxima, utilizando páginas seguras y métodos de pago que sean fiables, como por ejemplo PayPal, una transferencia bancaria o ingreso en cajero de efectivo con el comprador delante. Como explica a MiraCorredor.tv, «de todo se aprende».