La primera en ser rescatada será la R-4 Madrid-Ocaña
El Ministerio de Fomento inicia el rescate de las nueve autopistas de peaje en quiebra este próximo miércoles, 21 de febrero, cuando pasará a hacerse cargo de la primera de ellas, la radial R-4 Madrid-Ocaña, una vía que cada día utilizan unos 5.700 conductores.
El Departamento que dirige Íñigo de la Serna, a través de su sociedad Seittsa, asumirá ese día la vía y su plantilla de 90 trabajadores, y pasará a hacerse cargo de su explotación y mantenimiento, y del cobro del peaje a sus usuarios.
Fomento tomará el relevo de la actual concesionaria de la autopista, una sociedad participada por Ferrovial, Sacyr y Liberbank, que ha sido declarada en liquidación con una deuda de unos 530 millones de euros.
Será la primera autopista que el Estado tenga bajo su gestión más de una década después de que en mayo de 2006 privatizara la entonces Empresa Nacional de Autopistas (ENA).
Asimismo, la Administración pasará a hacerse cargo de las otras ocho autopistas fallidas seis años después de que en 2012, en medio de la crisis, se declararan insolventes y en concurso de acreedores por el desplome del tráfico y los sobrecostes de las expropiaciones.
Tras un primer plan de rescate fallido en 2014, esta semana se pone en marcha el nuevo proyecto diseñado por Fomento.
El plan de De la Serna pasa por asumir las autopistas a medida que sus actuales cocesionarias vayan entrando en liquidación y explotarlas durante unos meses, para garantizar que siguen en servicio para los usuarios, hasta que en la segunda mitad del año lance el concurso público para volver a cederlas a empresas privadas.
Así, tras la R-4, Fomento asumirá en lo que queda de mes y en marzo el resto de las radiales (la R-2 Madrid-Guadalajara, la R-3 Madrid-Arganda y la R-5 Madrid-Navalcarnero), la M-12 que une Madrid con el Aeropuerto de Barajas y la AP-36 Ocaña-La Roda. Posteriormente, el 1 de abril el Ministerio se quedará con el tramo de la AP-7 entre Cartagena y Vera y con la Circunvalación de Alicante.
La otra vía en quiebra, la AP-41 Madrid-Toledo, será la última en ser rescatada, dado que su concurso de acreedores no ha llegado aún a la fase de liquidación.
El Estado tendrá que pagar a las actuales concesionarias el importe que invirtieron en su construcción y que aún no habían recuperado con el cobro del peaje.
Se trata de una factura que el Gobierno estima en unos 2.000 millones de euros, pero que los acreedores de las vías elevan hasta los 4.500 millones, según informa Europa Press.