Cada año llegan a las estaciones de depuración de la región más de 30.000 toneladas de toallitas húmedas y otros restos sólidos, desechados incorrectamente
La Comunidad de Madrid ha iniciado la campaña informativa Juega limpio: encesta las toallitas en la papelera para concienciar a la población sobre el peligro para el medio ambiente que supone arrojar estos residuos al inodoro. Esta iniciativa se despliega en televisión, periódicos, radios, exterior y medios digitales hasta el próximo 3 de diciembre.
En ella se advierte a la ciudadanía de las consecuencias que acarrea utilizar el retrete como cubo de basura, un hábito que puede causar serios daños tanto en las instalaciones interiores de las viviendas como en la red de alcantarillado, especialmente en depuradoras, infraestructuras hidráulicas vitales para la salvaguarda de los ecosistemas acuáticos.
De hecho, este año se han retirado más de 1.500 toneladas de residuos de la red de saneamiento, extraídas de los casi 300 aliviaderos equipados con mallas, rejas y otros dispositivos de contención, que evitan contaminar los ríos tras episodios intensos de lluvia. La región tiene aproximadamente 1.200 de estos vertederos de aguas sobrantes.
Para comprobar su funcionamiento, el consejero delegado de Canal de Isabel II, Mariano González, ha visitado hoy uno de estos dispositivos en Rivas Vaciamadrid. Allí, ha comprobado la presencia de varias cestas de nailon llenas de elementos de higiene masculina y femenina, hojas y otros restos sólidos no biodegradables.
En este contexto, y aunque estas técnicas ayuden a contener la contaminación, la empresa pública de gestión del ciclo integral de agua insiste en que se trata de remedios paliativos. La solución definitiva está en el origen, depositar las toallitas y los desechos sólidos urbanos en la papelera o el cubo de basura, mientras que por el váter únicamente se debe desechar papel higiénico.
Más de 30.000 toneladas de residuos sólidos
Cada año llegan a las estaciones de depuración de la región más de 30.000 toneladas de toallitas húmedas y otros restos sólidos, desechados incorrectamente. A diferencia del papel higiénico, que en poco tiempo se disuelve por completo, este tipo de material no se degrada lo suficientemente rápido y llegan intactas a las plantas de depuración, donde se pueden enmarañar en rejas, tamices y bombas.
A la posibilidad de que estos elementos queden fuera de servicio se añade el riesgo que sufren los operarios encargados de desatascar los equipos hidráulicos. Además, Canal de Isabel II ha cuantificado en una cifra media de 3,5 millones de euros el sobrecoste anual que suponen estos vertidos en la red de saneamiento, incluye costes de retirada y extra de mano de obra para la limpieza de las bombas, reposición de las que quedan inoperativas y el incremento en la factura energética.
A ello hay que sumar las inversiones realizadas en las depuradoras para que estos residuos no comprometan el funcionamiento de sus instalaciones, fundamentales para la salud pública y la calidad ambiental de los ríos. Canal invirtió en 2023 más de 5 millones de euros en equipamiento específico para controlar estos desechos.