Cristina finalmente será incinerada y sus cenizas serán esparcidas por el Parque del Oeste, en Madrid, como ella quería
Cristina Ortiz, conocida como La Veneno, falleció tras permanecer hospitalizada en La Paz de Madrid donde le fue inducido un coma por la gravedad de las heridas que padecía tras haber sufrido un fuerte golpe en la cabeza en su domicilio de Tetuán.
Una primera autopsia certificó que Cristina había muerto por causa accidental y dio por bueno el relato de su novio, que aseguró habérsela encontrado en el sofá con sangre en la cabeza. Su pareja manifestó a la Policía además que había restos de sangre en el baño donde, al parecer, cayó. Después pudo llegar hasta el salón donde fue encontrada tras haber consumido antidepresivos mezclados con alcohol.
La familia, no contenta con el resultado del primer análisis forense, pidió una segunda autopsia y un juez, como adelantamos aquí, ordenó paralizar su entierro hasta esclarecer las causas de su muerte.
Este martes, y tras varios días de incertidumbre, se ha conocido el resultado de esa segunda autopsia realizada a Cristina el pasado 28 de noviembre en el Instituto Anatómico Forense de Madrid.
Según los resultados, revelados por El Español, se confirma que La Veneno murió como consecuencia de un accidente doméstico. La segunda autopsia refuerza lo que ya había señalado el primer análisis.
Según el relato del forense, «no se aprecia ni una sola contusión, a excepción de una herida (que se suturó en quirófano) en región supraciliar derecha o frontal derecha, y producida por una caída».
El informe da el caso por cerrado, aunque la familia, según apuntan varios medios, no ha quedado satisfecha, pero admiten que aceptarán las conclusiones del forense.
Su entorno ha estado señalando durante este tiempo al novio de la conocida vedette, con el que al parecer mantenía frecuentes pelas en el domicilio que ambos compartían en Madrid, y sostenía que la famosa transexual podría haber sido asesinada.
Incluso se escucharon voces que relacionaban el suceso con la reciente publicación de su biografía (Ni puta ni santa) en la que cuenta dando sólo iniciales sus supuestas relaciones con políticos y futbolistas.
El cuerpo de Cristina Ortiz será incinerado y sus cenizas se esparcirán por el Parque del Oeste, donde ejerció la prostitución. Su familia quería enterrarla en su pueblo de Almería pero finalmente cumplirá su voluntad y La Veneno se quedará en Madrid, descansará en el lugar, como ella misma decía, donde fue feliz.