La Policía Local y la Guardia Civil del municipio ha detenido a El Diablo, presunto responsable de numerosos robos con fuerza en el interior de vehículos. Se trata de un delincuente habitual de la localidad que ha sido sorprendido in fraganti aunque después ha sido puesto en libertad
Fruto de la colaboración entre la Policía Local y la Guardia Civil fue detenido en la madrugada del miércoles al jueves el delincuente habitual del municipio conocido como El Diablo al ser descubierto in fragante robando un coche al que había reventado el cristal.
Fue puesto a disposición judicial pero al tratarse de un delito menor, y al tener domicilio conocido en el municipio, fue puesto en libertad. Un modus operandi recurrente que ha producido un aumento de los robos a vehículos en los últimos meses. «Al final te sientes un poco desamparado», reconoce el alcalde de la localidad, Cesáreo de la Puebla de Mesa, en conversación con MiraCorredor.tv. «Sientes impotencia porque se le detiene muchas veces, se le imputan bastantes delitos pero como son delitos pequeños no conllevan su ingreso preventivo en prisión y a las 24 horas vuelve a delinquir y a robar».
El conocido delincuente es un hombre de 42 años que lleva toda la vida en Algete. Ha estado cumpliendo condena en Andalucía durante una decena de años pero regresó en 2011 a su domicilio familiar donde vivía su madre. Un toxicómano que en los últimos meses se ha vuelto más violento y ha incrementado su acción delictiva con más robos en la zona porque, según denuncia el alcalde, «necesita dinero para conseguir la droga». Aparte de los robos en vehículos, ha sido detenido por amenazar a la Policía, otro día salió de casa con un hacha… «La mezcla de la metadona, con la droga y con el alcohol le producen estas reacciones tan violentas y peligrosas».
Una situación que ha generado alarma e indignación en el municipio. Nos cuenta su alcalde que ha sido convocada una cacerolada para hoy en protesta por estos robos tras conocer la detención y posterior puesta en libertad del delincuente.
Los vecinos, y el propio alcalde como uno más, exigen a las autoridades judiciales que tomen medidas. El pueblo esperaba que esta vez sí entrara en la cárcel porque sobre él pesa una condena de seis meses pendiente por otros delitos y tenía hasta el 18 de abril para presentarse de forma voluntaria en el centro penitenciario.
Su ingreso en prisión daría alivio y tranquilidad a un pueblo que vive entre el miedo y la rabia por culpa de quien, bajo el apodo de El Diablo, vuelve a hacer de las suyas cada vez que pisa la calle.