Poco a poco se va desvelando el misterio del delfín
La investigación sigue abierta por parte de la Guardia Civil que trabaja en varias líneas de investigación pero ha conseguido dar con una que parece la más probable.
Recordamos los hechos. El pasado mes de marzo, un ciudadano que paseaba por la zona junto con sus perros encontró el esqueleto de un animal en la Casa de Campo. Los perros, siguiendo el rastro del olor que desprendía el cadáver, dieron con él en el kilómetro 27 de la carretera de Boardilla del Monte.
El cuerpo del cetáceo apareció cubierto por una malla metálica y en avanzado estado de descomposición.
Fueron los veterinarios del Zoo de Madrid los que certificaron que se trataba de un delfín. La Policía les consultó al no saber qué era aquello.
A partir del hallazgo se abrió una investigación centrada en conocer quién había podido dejar allí el cadáver del animal.
En un primer momento se descartó que perteneciera al Zoo. La propia empresa lo negó aunque fue lo primero que muchos pensaron al haber sido hallado cerca del zoológico de la capital.
Pero ahora se han conocido nuevos datos que arrojan algo de luz sobre este asunto. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil baraja la hipótesis de que el dueño o dueños del delfín quisieran disecarlo con fines decorativos, si bien su volumen impidió que se diera esta situación abandonando los restos del animal, dado que hay que tener un espacio muy grande para disecarlo y luego poder exponerlo.
Esta es una de las hipótesis con las que se está trabajando en la actualidad y la más probable, según han señalado fuentes del caso, aunque no se descartan otras líneas de investigación.
Los primeros análisis llevados a cabo por la conservadora de la Colección de Tejidos y ADN del Ministerio de Ciencias Naturales, Isabel Rey y Ángel Garvía, conservador de la Colección de Mamíferos del mismo centro, dio como resultado que el animal estaba muerto desde hace meses.
Los análisis de ADN concluyeron que se trata de un Delphinus delphis o delfín común oceánico o de aletas cortas, y no de un delfín de río como se llegó a pensar inicialmente. Es un ejemplar joven, que mide 190 centímetros.
El animal permanece congelado en el Centro de Protección Animal a la espera de que avance la investigación abierta por la Fiscalía y que permita despejar los interrogantes que hoy todos nos hacemos: ¿Cómo llegó hasta allí? ¿Quién o quiénes lo dejaron allí tirado? Por ahora, habrá que esperar.