Uno de ellos había pagado 2.000 euros a un compinche para que le soplara las respuestas a las preguntas que enviaba a través de la cámara del móvil oculto en el jersey
Dos ciudadanos marroquíes, sin relación entre ambos, han sido sorprendidos por la Guardia Civil copiando con cámara oculta en el examen teórico para la obtención del permiso de conducción de la clase B, en las aulas de la Jefatura Provincial de Tráfico de Guadalajara.
Ambos estaban utilizando medios técnicos sofisticados, destinados a la adquisición y envío de imágenes y recepción de audio, mediante los cuales otra persona les facilitaba las respuestas de los exámenes teóricos.
La identificación fue practicada por Agentes del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Guadalajara pertenecientes al Grupo de Investigación y Análisis del Tráfico (GIAT) cuando se encontraban realizando labores de inspección y de control documental durante la realización de las pruebas.
Los agentes observaron que dos de los opositores mostraban un comportamiento que les infundió sospechas de que pudiera existir alguna irregularidad en la realización de su examen, pero, para no interferir ni alterar el proceso de exámenes, esperaron al final para proceder a su identificación.
Durante la identificación y registro se detectó que habían utilizado medios técnicos sofisticados destinados a la adquisición y envío de imágenes y recepción de audio, comprobando que no tenían relación entre ellos, así como que ambos presentaban grandes dificultades para entender y hablar el castellano.
Finalmente pudieron determinar que uno de ellos, de 29 años de edad y nacionalidad marroquí, llevaba una mini-cámara con un pequeño agujero en el jersey para tomar y enviar imágenes de las preguntas a otra persona a través de un módem y un pinganillo.
El otro individuo, de 46 años de edad y también de nacionalidad marroquí, utilizaba un sistema con un teléfono móvil sujeto en el pecho con un pequeño agujero en el jersey para enviar las imágenes y un pinganillo para recibir las respuestas.
El primero manifestó a los agentes que la persona que le facilitaba las respuestas se encontraba en Marruecos, mientras que el segundo dijo que su compinche se encontraba en Madrid, habiendo pagado 2.000 euros para llevar a cabo la irregularidad.