Un posible caso de niños robados que podría resolverse con la colaboración ciudadana
Maica Toledo Román tiene 44 años y lleva muchos años de su vida dedicados a buscar a su hermana gemela. Su familia está convencida de que se trata de uno de los muchos casos de niños robados.
Ella y su hermana Gema nacieron el 2 de octubre de 1973 en el Hospital San Camilo de Madrid. «Mi madre no sabía que traía dos pero después supo que éramos gemelas. Según nos dijeron no había incubadoras suficientes y entonces nos llevaron a la Casa de Niños, gestionada por monjas. Nada más nacer, a mi madre la dejaron en el hospital y a nosotras nos llevaron allí», cuenta a MiraCorredor.
Al tercer día llamaron a su madre de madrugada para decirle que una de sus hijas había fallecido. «Mi padre se quedó sorprendido al decirle que había sido mi hermana, que era la que estaba bien. Estábamos las dos en la incubadora pero ella comía perfectamente y estaba bien, lo único, un poquito bajita de peso. Yo era la que estaba con alimentación por sonda y en perores condiciones».
Su padre insistió en que quería ver el cuerpo pero le pusieron muchas trabas. «Al final de tanto insistir le metieron en una habitación donde había un pequeño ataúd blanco que contenía un paquete alargado, envuelto en papel de periódico y con esparadrapo».
Su padre quiso ir a verlo pero no le dejaron. «Le pareció extraño porque era muy grande y si hubiese sido mi hermana era muy pequeñita. Le echaron para atrás y cerraron la tapa y le dijeron que estaba todo preparado para enterrarla en el cementerio de La Almudena, en Madrid. Mi padre insistió en decirles que él tenía su seguro de decesos y que quería enterrarla en Aranjuez, que es donde vivimos, pero no fue posible».
En un taxi su padre y sus abuelos se trasladaron al cementerio de La Almudena y allí enterraron el ataúd en una fosa común. «Había varios huecos con cajitas blancas y en uno de ellos la metieron a ella».
Tras ese extraño y doloroso momento, a su madre le dieron el alta, les dijeron que les mandarían todos los papeles por correo y nunca llegaron. Solo conservan las partidas de nacimiento y defunción. «Mi madre toda la vida ha estado diciéndole a mi padre que a la niña se la habían robado, porque estaba bien y comía. Además nunca le dejaron ver el cuerpo», lamenta Maica.
Al salir el escándalo de los niños robados en los medios, empezaron a investigar, se pusieron en contacto con la asociación, solicitaron la documentación en el hospital pero no consta que su madre diera a luz allí. «Hemos pensado también que han podido jugar con la fecha de nacimiento y haberle cambiado la fecha, al ser sietemesinas», explica.
Desde hace unos años, lidera una batalla infatigable por encontrar a su hermana para cumplir así el deseo de sus padres. «La verdad que se derrumban mucho, porque ellos tienen la esperanza de que está viva. Se ven que se están haciendo mayores (el padre tiene 76 años y la madre 73) y su sueño es poderla encontrar».
La última esperanza llegó a través de la última pista que han recibido y que podría situar a su hermana en Alcalá de Henares. «Yo trabajo en un almacén logístico y un camionero llegó un día y me preguntó si yo vivía en Alcalá, porque un día iba con su mujer y dice que me vio pasar con un niño pequeño de la mano. Me dijo que me llamó varias veces y que me di la vuelta pero pasé de él, y se quedó sorprendido».
«Le pregunté si estaba seguro de que era yo y me dijo que sí, y que por eso me llamó. Ahí le dije que llevaba 10 años buscando a mi hermana gemela y él se quedó blanco». Desde ese instante no les ha llegado ninguna otra pista, a pesar de que ha retomado la búsqueda en las redes sociales, distribuyendo dos fotos de cuando era pequeña y otra dos con su imagen actual.
Pero no pierde la esperanza, por eso apela a la colaboración ciudadana. Quizá alguien la reconozca en esas fotos, o ella misma (su hermana) pueda identificar a su gemela y pueda conocer a su verdadera madre. Sería el deseo cumplido de una familia que no descansará hasta encontrarla. «Mis madre no quiere morirse sin saber la verdad, sin saber que está viva, simplemente para decirle que se la quitaron de sus brazos».