El Ayuntamiento garantizará así la conservación del único complejo histórico y espacio protegido que existe en la ciudad
El Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz va a comprar La Casa Grande para ofrecerla a las universidades públicas y crear así el futuro campus de Torrejón, según han informado este viernes fuentes municipales.
El alcalde y el Equipo de Gobierno local están ultimando las negociaciones para adquirir este complejo histórico y cultural y que pase a formar parte del patrimonio municipal a partir del 1 de enero de 2024.
La Casa Grande, por tanto, pasará a ser propiedad de los torrejoneros para preservar así el Ayuntamiento la titularidad pública y la adecuada conservación del único complejo histórico y espacio protegido que existe en la ciudad.
La Casa Grande es uno los edificios más antiguos y con más historia de Torrejón de Ardoz. Sus orígenes se remontan al reinado de Felipe II, cuando su hermana, la emperatriz María de Austria, fundó el Colegio Imperial en Madrid.
La labor docente de esta institución fue encargada a la Compañía de Jesús y comenzó a funcionar en 1603. Para el sostenimiento del Colegio Imperial los jesuitas establecieron tres granjas o casas de labor en Torrejón de Ardoz, Arganda del Rey y Valdemoro.
Los jesuitas compraron terrenos en Torrejón en 1595, que fueron ampliando hasta mediados del siglo XVIII. Cuando Carlos III decretó su expulsión de España, en 1767, la hacienda era una de las primeras de la región por sus extensos y variados cultivos, contando con 7.000 cabezas de ganado ovino.
Con la expulsión de la orden, la Casa Grande y parte de sus fincas fueron subastadas y adquiridas por el comerciante y vecino de la capital Juan de Aguirre, quien la habitó entre 1785 y 1802.
Pasó después a la familia Pignatelli, condes de Fuentes, quienes fueron sus propietarios hasta 1902, fecha en la que se permutó con el entonces director de la Casa de la Moneda de Madrid, por la finca Marquesi en la población siciliana de Raisi (Italia). Este ingeniero agrónomo convirtió el conjunto en una explotación agrícola con el nombre de Granja Heliodora, obteniendo la Cruz del Mérito Agrícola a la mejor granja modelo.
Durante la Guerra Civil la casa fue incautada por la Unión General de Trabajadores (UGT) y convertida en cuartel de milicias y las fincas pasaron a ser de explotación comunal.
Más tarde fue alquilada por la Guardia Civil como cuartel hasta 1972 en que fue desalojada ante el deterioro progresivo de las distintas edificaciones.
A pesar de estar declarada ruina, fue adquirida por su actual propietario, Rafael Onieva Ariza, con la idea de salvar la antigua hacienda de los jesuitas. Éste contó con el arquitecto Juan Díaz Turleque para las obras de restauración y rehabilitación, que finalizaron en 1989.
Desde entonces se ha convertido en una visita obligada en Torrejón, tanto por el Museo de Iconos que alberga – único en España-, como para conocer cómo fue la antigua hacienda y residencia de una de las órdenes religiosas más importantes e influyentes del país. En los últimos años ha sido un complejo hostelero con hotel, restaurante, salones para banquetes y habitaciones. En su interior destacan también su bodega, el lagar, sus túneles y pasadizos y sus espectaculares patios.