El Obispado asegura que se ha rechazado su petición porque no vive de acuerdo a las normas de la Iglesia Cristiana
El cofrade y vecino de Brihuega, Guillermo Domínguez Llorente, ha denunciado que el párroco, Mariano Marco, «con el consentimiento del Obispado», le ha vetado para formar parte de la Junta Directiva de la Cofradía de la Virgen de la Peña, «por su orientación sexual», entendiendo que «no vive acorde con la moral cristiana».
Así lo indica en un comunicado que ha remitido a los medios de comunicación, a través de la Asociación WADO LGTBI+ de Castilla La Mancha, desde donde entienden que se trata de un caso de homofobia.
«Desde pequeño, mi abuela y mi madre me educaron en la fe cristiana y católica y en el amor a la Virgen de la Peña», señala el afectado en su escrito, en el que explica que si decidió presentarse a la Junta Directiva fue para dar «un paso más en su compromiso por la fe y queriendo servir a todos los cofrades».
Expone que presentó su solicitud en tiempo y forma y motivado por el amor a la Virgen de la Peña, y que el 22 de agosto se celebró la asamblea y el párroco de Santa María informó que de las cinco candidaturas cuatro eran actas, la suya no lo había sido.
Según el afectado, la razón que dio es que no vive acorde con la moral cristiana. «Pero para mí ser cristiano se resume en el amor a Cristo y al prójimo, porque Cristo no vino a juzgar a nadie sino a acoger a todas las personas», indica en su carta.
Según Domínguez, la Junta Directiva finalmente decidió que sí entraba por siete votos a favor, pero este pasado domingo 2 de octubre se celebró la primera reunión para elegir los cargos que la conforman. «El párroco, Mariano Marco, me ha dicho que no podía formar parte porque había hablado con el Obispado y me lo habían denegado», algo que considera una injusticia entendiendo que no figura en los estatutos que esto pueda hacerse.
Ahora pide que las explicaciones se le den por escrito, lamentando que «parece mentira que en pleno siglo XXI continuemos sin reconocer a Jesús entre nosotros. Si él hubiera estado presente no lo hubiera permitido, me hubiera cogido y me hubiera puesto a su derecha», apostilla en su carta.
Domínguez critica esta decisión entendiendo que su candidatura había sido aprobada el pasado mes de agosto por el resto de la directiva «tras un primer intento de vetarle el párroco a nivel individual».
Por su parte, desde la Asociación WADO LGTBI+ de Castilla La Mancha, su presidente, Ignacio de la Iglesia, considera «una aberración que este tipo de actos queden impunes».
También señala que no entiende que «desde la Iglesia se puedan hacer estos vetos en organizaciones seglares, porque las cofradías son organizaciones no dirigidas por la Iglesia».
Tanto para la asociación como para el afectado, se trata de un tipo de discriminación, y exigen tanto al párroco como al Obispado que se retracten y pidan perdón a Guillermo Domínguez.
La respuesta de la Iglesia
El vicario general de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, Agustín Bugeda, asevera que el que se haya rechazado la petición de Guillermo Domínguez no es en absoluto por su condición sexual sino porque no vive de acuerdo a las normas de la Iglesia Cristiana, y precisa que pasaría igual si fuese una pareja heterosexual separada.
El vicario general ha querido dejar claro en declaraciones a Europa Press que lo mismo sucedería en el caso de que se tratase de una mujer u hombre separado o divorciado que estuviese viviendo con su pareja sin estar casados, «sea homosexual o heterosexual», precisa.
Según ha explicado Bugeda, el artículo 10 de los Estatutos Marco de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, tomados de la Iglesia, recogen que «para garantizar que en la Cofradía se conserva la integridad de la fe y las costumbres y evitar que se introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica, no se admitirán aquellas personas cuya actividad privada o pública no sea coherente con los postulados de la fe y moral cristiana».
En este sentido, ha señalado que una persona homosexual podría ser perfectamente presidente de la Cofradía pero si moralmente «viviera tranquilo en su casa, y llevara su condición sexual con paz y tranquilidad».
Bugeda ha remarcado además que Domínguez sabía esto, y «se le dijo de forma privada» que no se presentara, pero se presentó, «y el párroco le tuvo que decir que no, por propia coherencia», ha dicho, insistiendo en que pasaría lo mismo en caso de personas separadas o divorciadas que vivieran en pareja, porque así lo indican los estatutos.
El vicario ha concluido en que ellos no juzgan a nadie por lo que hace pero que para optar a determinados cometidos hay estatutos que consideran que vivir en pareja fuera del matrimonio «no es coherente con los postulados de la fe moral cristiana, independiente de que la pareja sea hombre o mujer», puntualiza.