El médico por su parte ha declarado que está capacitado para exploraciones íntimas
El médico acusado de abusos sexuales a una paciente ha negado los hechos en el juicio celebrado este miércoles por la mañana y ha esgrimido que como médico de urgencias, está capacitado para exploraciones completas e incluso en las zonas íntimas.
Alejandro Alberto R. U., médico de Atención Primaria, se ha sentado en el banquillo de los acusados por la comisión de un delito de abuso sexual. La Fiscalía solicita para él una pena de siete años de prisión.
En su declaración, el procesado ha manifestado que exploró a la paciente y pensó que podría padecer fibromialgia, una enfermedad crónica del músculo esquelético que causa dolor y fatiga. Ante ello, realizó una observación más profunda para confirmar sus sospechas, afirmando que lo hizo con guantes, algo que niega la víctima.
La afectada ha declarado tras un biombo y ha necesitado que un amigo estuviera con ella durante la declaración. Así, ha relatado que acudió a Urgencias por un dolor de espalda para que le dieran un relajante muscular.
Pese a ello, el médico que la atendió la palpó por zonas que no tenían nada que ver con su dolor, manifestando que se trataron de tocamientos íntimos. La joven ha señalado que no supo reaccionar y al salir, no quiso contar lo sucedido.
Según relata el Fiscal en su escrito de calificación provisional, al que ha tenido acceso MiraCorredor.tv, sobre las 20:00 horas del día 14 de octubre de 2014, en el Centro Médico Cellosa de Torrejón de Ardoz, el procesado atendió en el Servicio de Urgencias a una mujer aquejada de dolor de espalda.
Éste, «prevaliéndose de su condición de facultativo sanitario», tras explorarle la espalda, y una vez se hubo bajado la paciente los pantalones, subido la camiseta y con la ropa interior puesta, le pidió que se trasladara a una camilla ubicada en una habitación contigua.
Una vez allí, y «sin otra finalidad que la de dar rienda suelta a sus instintos sexuales, y sin que fuera preciso para la consulta y el tratamiento de la dolencia que presentaba la paciente», cuando la mujer se encontraba boca abajo, tras palparle la espada de nuevo, «continuó por los glúteos hasta introducir su mano en la vagina por el interior de las bragas, a la vez que le decía que se diera la vuelta y se subiera la camiseta por encima del pecho».
El propio procesado le subió el sujetador y comenzó a tocarle ambos pechos, con un gel que se puso en las manos.
Tras esto, «dirigió su mano hacia el pubis, introduciéndole los dedos en el interior de la vagina, pidiéndole que se quitara un tampón que llevaba», negándose ella al extrañarle estas maniobras, cuando lo único que quería era un calmante para el dolor de espalda, según el escrito del Fiscal.
Además de los siete años de prisión, el Ministerio Público solicita una indemnización a la perjudicada por parte del procesado de 3.000 euros más los intereses legalmente previstos.