Se enfrenta una petición fiscal de 20 años de cárcel por matar y descuartizar a su novia en una vivienda de Alcalá en 2017
El juicio contra Manuel M., conocido como el descuartizador de Alcalá de Henares, ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Madrid, por lo que tras escuchar la última palabra del acusado, los miembros del jurado deberán emitir su veredicto en los próximos días. En su última palabra, el asesino confeso ha reiterado que nunca quiso hacerle daño: «Yo nunca quise quitarle la vida, yo la quise, la amé». «Nadie pertenece a nadie y yo ni consciente ni inconscientemente le haría daño a un ser humano, y menos una mujer», ha dicho.
La Fiscalía mantiene su petición de 20 años de cárcel para el acusado por un delito de asesinato por la muerte de la joven, de 22 años. La familia solicita 25 años de prisión. Fue arrestado el 8 de febrero del 2019, cuando tenía 42 años, en el piso de Alcalá de en el que había vivido con la víctima. Durante el juicio ha defendido que actuó en defensa propia después de que la víctima intentara clavarle un cuchillo en el transcurso de una discusión que tuvo lugar en el piso en el que ambos tenían alquilada una habitación. Además, ha contado que esa noche había bebido y consumido diversas drogas.
«No soy un descuartizador como se dice. La corté congelada las piernas y los brazos para meter su cuerpo en el arcón porque no entraba y no soportaba verla muerta», confesó Manuel en la vista oral. «Nos dijimos cosas muy feas. Me dio en la cara y me dio un gran bocado. Me intentó clavar el cuchillo y se lo clavé yo volteándolo. Fue por delante y no por detrás como se dice», señaló. «Tenía el cuchillo en el aire. Le dio un manotazo en el brazo. El cuchillo calló y se lo clavé. Me lo hubiera clavado ella», defendió.
La víctima, Daria, era una joven de origen ruso adoptada por un matrimonio español que dejó de tener contacto con ella en septiembre del 2017. Aún así, su madre denunció su desaparición en diciembre del 2018. Tras la denuncia por desaparición de su madre adoptiva, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Alcalá permitió la entrada y registro en la habitación de la víctima donde los agentes encontraron el arcón cerrado en cuyo interior estaba el cuerpo descuartizado de la mujer. Encima del arcón había cinco ambientadores y tres soportes de quemadores de incienso.
Aunque ambos habían dejado la relación, siguieron conviviendo juntos en la habitación hasta que se produjo el crimen. Durante los días posteriores el acusado cortó el cuerpo de la joven en siete partes que mantuvo guardadas en un arcón congelador que tenía enchufado a la red eléctrica, según el escrito de la Fiscalía. «Le tomé el pulso y vi que estaba muerta. Me quedé bloqueado. Después salí fuera y me fumé un cigarro. Seguí consumiendo y lo dejé pasar un día y otro día», admitió durante juicio visto para sentencia.
Para disimular la desaparición repentina de Daria, Manuel envió una serie de mensajes al propietario de la vivienda y publicó el siguiente mensaje en el perfil de su expareja en Facebook: «Estoy haciendo varios cambios en mi vida … si no vuelves a saber nada de mi, tú eres uno de ellos». Incluso mantuvo conversaciones por Whatsapp con sus compañeras de trabajo como parte de su estrategia para hacer creer al entorno de la víctima que había cambiado de vida e intentar tapar el asesinato de la joven.