El máximo líder de la organización criminal desarticulada por la Policía dirigía los hilos desde Torrejón de Ardoz
La Policía Nacional ha asestado un golpe pionero a una organización criminal dedicada a montar peleas de perros a vida o muerte empleando una gran crueldad con los animales, en una macrooperación que se ha saldado con la detención de 34 personas y se ha logrado salvar a 230 canes.
Fue el pasado mes de febrero cuando un amplio despliegue policial dio por desmantelada esta organización en una finca aislada del municipio tinerfeño de Güímar, donde los agentes irrumpieron en uno de los combates del campeonato nacional que celebraba esta red.
Seis meses de trabajo y de ir tras la pista de estos criminales que, con grandes medidas de seguridad y total secretismo, vivían desde hace muchos años de usar a perros potencialmente peligrosos (desde ejemplares de razas de American Stanford hasta Pitbull) como gladiadores de combate.
Una llamada en septiembre de una asociación de protección canina sirvió de revulsivo a los investigadores para tirar del hilo de esta organización, cuyos integrantes tenían roles muy definidos y tenían como máximo líder a uno de los arrestados en Torrejón de Ardoz, apodado El Padrino o El Maestro, que se dedicaba a jugar con los mejores perros que ganaban sus peleas en España a luchas internacionales en Emiratos Árabes, Tailandia o México.
Al perro que era bueno, se le encarcelaba en potros de cruce para conseguir camadas de sangre agresiva, según los investigadores. Y si el animal no apuntaba maneras de campeón, lo mataban rompiéndole el cuello o con una inyección letal.
El fin de semana del 18 de febrero, los agentes asaltaron la finca aislada de Güímar (Tenerife) y pillaron in fraganti a 23 personas jaleando a los perros y con las instalaciones preparadas para cumplir su propia normativa de celebración de estos combates, en los que se pagaban una entrada y se prohibía acudir con teléfonos móviles.
Primero pesaban al perro para establecer su categoría, luego lo lavaban, con el objetivo de evitar que su propietario rociase su piel con algún veneno que afectase al contrario y, por ultimo, y tras untar al can en leche, lo llevaban al ring con zonas habilitadas para evacuar la sangre. De hecho, había hasta un pequeño quirófano para curar a los animales si les querían salvar porque eran buenos en la pelea, algo que además potenciaban con el uso de anabolizantes.
El beneficio económico era, sobre todo, el que obtenía el criador del perro ganador que depositaba en una cuenta bancaria una cantidad de dinero. Por ejemplo, se establecía que un perro valía 15.000 euros, y esa era la fianza que se llevaba si resultaba ganador. Además el propietario del perro se llevaba lo que se fijara como precio de la pelea por puntos (cada punto 1.000 euros), sin olvidar las apuestas que se movían en el momento.
Junto a los delitos de maltrato continuado de animales, integración en organización criminal, a los detenidos se les imputa el robo de perros en fincas para usarlos como sparring de los canes adiestrados para la lucha, así como el tráfico de drogas, con el que financiaban las competiciones, por lo que han sido desmanteladas tres plantaciones de marihuana.
El Padrino dirigía los hilos de la trama desde Torrejón
Todo el entramado estaba dirigido a miles de kilómetros de Tenerife. Es en Torrejón de Ardoz donde residía el considerado como El Padrino o El Maestro de la presunta organización criminal ahora desmantelada por la Policía Nacional, en una operación en la que se han practicado además 18 registros domiciliarios que se reparten por la capital de España, Torrejón, Murcia, Alicante y Tenerife.
Al líder, identificado por las iniciales A. O. R., de 52 años, presuntamente se le encontraron en su finca más de 300 plantas de marihuana, y se le acusa además de tenencia ilícita de armas y blanqueo de capitales. Era la conexión internacional de la red.
La operación partió del Juzgado de Instrucción Número 3 de Torrejón de Ardoz, que, bajo supervisión directa de la Fiscalía, investigaba al jefe de la supuesta organización desde hace meses, para lo cual se pincharon decenas de teléfonos por media España, de los que se pudo obtener la información necesaria para proceder a desmantelar la trama.
En Madrid se registraron hasta cuatro fincas relacionadas con el considerado como El Padrino de la banda. En una de ellas, de gran tamaño, había zonas destinadas a perreras.
Se han recopilado además numerosos datos sobre la crueldad que empleaba esta red criminal como el uso de canes de pequeño tamaño como Yorkshires que servían de sparring y alimento para los que luego peleaban, así como el empleo de numerosos fármacos para potenciar su musculatura y evitar que sangraran demasiado y pudieran seguir peleando.
10 de los detenidos fueron enviados a prisión y cuatro de ellos pagaron fianzas de entre 3.000 y 5.000 euros para quedar en libertad provisional. La operación sigue abierta.