Según los magistrados, el alto requerimiento físico exigido le impide realizar las principales tareas de repartidora postal
El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha ratificado la situación de incapacidad permanente total para su profesión que el juzgado Social 18 de Madrid concedió a una cartera que sufre fatiga crónica y dificultad respiratoria, teniendo derecho a una pensión mensual de 1.308,31 euros (el 55 % de la base reguladora).
De esta manera, la Justicia desestima el recurso presentado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) y le da la razón a la trabajadora de Correos.
La resolución detalla que la repartidora postal tiene reconocido desde 2014 un grado de discapacidad del 37 %, del que un 35 % corresponde a su limitación en la actividad del sistema osteoarticular por síndrome álgico (o de fatiga crónica).
Además, sufre disnea o dificultad respiratoria. El informe médico revela que la principal patología de la paciente es una astenia relacionada con el diagnóstico de hipotiroidismo autoinmune, que se encuentra aún en estudio, y que le ocasiona limitaciones funcionales a nivel de columna cervical.
La Sala de lo Social recuerda que la guía de valoración del INSS sobre las funciones de la profesión de cartero requiere un trabajo de carga física de «exigencia moderada», por lo que si solo concurrieran las limitaciones referidas a la columna cervical no sería suficiente para alcanzar la incapacidad total.
No obstante, tal y como se desprende de los hechos probados, la mujer tiene también disnea, circunstancias que junto al «requerimiento físico exigido en cuanto a la bipedestación dinámica (grado de alta o muy alta exigencia) le impide, a juicio de la Sala, el desempeño de las principales tareas de su profesión de cartera, por lo que es merecedora de la incapacidad reconocida en instancia», concluye el tribunal.