La compañera de piso del asesino confeso ha contado en el juicio cómo era la relación entre ambos
El lunes 29 continúa en la Audiencia Provincial de Guadalajara el juicio con jurado popular contra Patrick Nogueira, el joven braseileño acusado de asesinar a sus tíos (Marcos y Janaína) y a sus dos primos de 1 y 4 años (David y María Carolina) en un chalet de la localidad de Pioz en agosto de 2016.
Entre los muchos testimonios que se han podido escuchar durante las primeras jornadas, está el de la compañera de piso del acusado en Alcalá de Henares y el del dueño de la vivienda, quien ha desvelado el mensaje que recibió cuando Patrick abandonó la casa para volver a Brasil: «Me dijo que se había ido por un problema familiar. Algún familiar, no sé si su tío, le estaba acusando de estar metido en un tema de drogas, y por eso tuvo que abandonar Madrid».
El asesino confeso vivió en un piso compartido en Alcalá cuando sus tíos se mudaron de Torrejón de Ardoz a Pioz (entre mediados de junio y finales de agosto de 2016), donde la relación con su compañera era buena, se llevaban bien, salían a tomar algo y compartían las tareas de la casa, llegándole a confesar que había tenido problemas con la bebida.
Patrick estaba obsesionado con su tío, del que hablaba mal y le insultaba hasta el punto de que cuando iba alguien a casa, le hablaba de su tío: «Tenía obsesión con su tío. Decía que estafaba a la gente, que no pagaba, algunas veces le insultaba».
«Me dijo que le habían dejado tirado y que le habían dejado al frente del pago del alquiler de Torrejón de Ardoz», le comentó el acusado, a quien ha definido como una persona «alegre» y «bromista» con ella.
Nunca observó en él un comportamiento agresivo, aunque su actitud cambió el 18 de agosto, dos días después de cometer los crímenes. Cuando llegó de un viaje, la casa estaba desordenada, había botellas de alcohol por las mesas, vómitos en el baño, platos sin fregar y Nogueira estaba encerrado en su habitación, informan Efe y Europa Press.
La relación se tornó extraña y el día 28 de agosto, cuando ella se vio obligada a dejar la vivienda porque iba a ser ocupada por tres italianas, Patrick ni siquiera le ayudó con la mudanza, como le había prometido. Se despidió de ella, la abrazó y le dijo que no le volvería a ver.