El estudio, pionero en Europa, permitirá contar con un mapa serológico de los más de 50.000 residentes y 20.000 profesionales de los centros socio-sanitarios de la región
La Comunidad de Madrid va a poner en marcha este verano un estudio de seroprevalencia que permitirá contar con un mapa serológico de los más de 50.000 residentes y 20.000 profesionales de los centros socio-sanitarios, tanto públicos como privados de la Comunidad de Madrid, es decir, un total de 70.000 personas.
El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, durante su comparecencia hoy en el pleno de la Asamblea, ha subrayado que se trata de un estudio, pionero en Europa, cuyo objetivo es poder identificar los cambios en la prevalencia de la infección, de manera que se puedan adoptar las medidas ante nuevos brotes de COVID-19.
Para ello, Ruiz Escudero ha destacado que se emplearán las técnicas de quimioluminiscencia para la detección de IGG, o la técnica de PCR para los casos indicados. La prueba volverá a repetirse en tres o cuatro meses.
Este estudio viene a ampliar el estudio sobre la inmunidad frente al COVID-19 de mayores y trabajadores de residencias que se ha realizado en los 13 centros residenciales del área de influencia del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
Ruiz Escudero ha asegurado que «la Consejería de Sanidad ha estado presente en las residencias antes, durante y después del COVID-19, tanto con los profesionales de Atención Primaria, por tratarse de los domicilios de nuestros mayores, como a través de los Servicios de Geriatría de los hospitales de referencia, y de los profesionales de Salud Pública». «Prueba de ello es que el SUMMA ha realizado un total de 35.800 traslados de mayores de 70 años, de los que más de 11.000 eran desde residencias a hospitales», ha subrayado.
De la misma manera, Ruiz Escudero ha destacado la puesta en marcha de un circuito de distribución de material de protección a las residencias y centros de discapacidad para su posterior reparto. «Este circuito nos ha permitido repartir más de 12 millones de unidades de materiales de protección», ha añadido.
«Al mismo tiempo se formó la red de 26 geriatras referente que, con su actividad como consultores, han servido de enlace entre las residencias y sus hospitales de referencia», ha explicado el consejero, a la vez que ha señalado que «también se puso en marcha un circuito para la entrega de medicamentos a residencias y centros socio-sanitarios, contando con el apoyo y participación activa de los propios farmacéuticos de residencias y de los profesionales de farmacia sanitaria».
Ruiz Escudero ha remarcado que se han medicalizado durante la pandemia un total de 232 residencias, con presencia de equipos de profesionales sanitarios estables, en concreto 28 equipos de Atención Primara y 38 de hospitales. Además, se han dispensado más de 176.215 dosis de medicamentos en 380 residencias y se han facilitado 3.039 concentradores de oxigenoterapia en 270 residencias.
Un estudio en 13 residencias revela que el 70% de los ancianos tiene anticuerpos
Precisamente este jueves se ha conocido un estudio del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, pionero en España, sobre la inmunidad frente a la COVID-19 de ancianos y trabajadores en residencias, que ha detectado que el 70% de los mayores y el 30% de los empleados presenta anticuerpos contra el coronavirus.
El estudio lo han llevado cabo los servicios de microbiología clínica y enfermedades infecciosas y geriatría del hospital madrileño en las 13 residencias de su área de influencia. Más de 2.500 personas ha sido evaluadas mediante pruebas PCR y test de anticuerpos para conocer su grado de inmunidad.
Los resultados posibilitan clasificar a la población residente y a sus cuidadores en tres categorías. En primer lugar, las personas que presentan PCR positiva, que permite a las residencias tomar medidas para prevenir el contagio. Igualmente se puede identificar a aquellos con PCR negativa y con anticuerpos, porque han pasado la enfermedad o han estado en contacto con el virus y que, por tanto, están protegidos. Además, se detectan los residentes o trabajadores que no han entrado en contacto con la infección (PCR negativa y anticuerpos negativos).
En función de estos grupos, las residencias pueden tomar las estrategias oportunas tanto con los ancianos como con los trabajadores para establecer aislamientos, áreas protegidas y reagrupar en zonas definidas con el fin de preservar su salud y bienestar sin dejar de recibir la mejor atención posible y trabajar en las condiciones de seguridad más óptimas.