Andrés dejó escrito que vivía con temor por culpa de un compañero de clase
Andrés, el alumno del instituto Ciudad de Jaén de Usera (Madrid) que se quitó la vida, supuestamente tras sufrir acoso escolar, dejó una carta escrita en la que describió el bullying que sufría por parte de un compañero de clase.
En la misiva, que ha publicado el diario El Mundo en exclusiva, el joven detalló que llevaba desde 2016 planteándose quitarse la vida y llega a confesar que dejó de sentir «rabia» y empezó a sentir «miedo y temor». «Después de meditar me di cuenta de que había una sola salida para mí, una que pensé que nunca tomaría. El suicidio».
Tras la muerte del menor de 16 años, la Inspección Educativa realizó una investigación para esclarecer los motivos que le llevaron a quitarse la vida, y concluyó que no existen evidencias o situaciones concluyentes de que sufriera acoso escolar e influyera en su decisión.
Sin embargo, tras la publicación de esta carta, el consejero de Educación de la Comunidad de Madrid ha confirmado este jueves que se reabrirá la investigación para matizar las conclusiones y poder indagar en el aterrador relato que el joven Andrés escribió antes de irse para siempre.
A continuación reproducimos la carta íntegra
«Hola, mi nombre es Andrés y si estás leyendo esto es porque me habré suicidado y querréis saber por qué lo hice. Bueno, he de decir que la idea de suicidio lleva rondándome desde el 2016, pero siempre fue algo que desaparecía al instante hasta ahora. Sé que el 2016 fue un año horrible para mi, tenía que aguantar las burlas y las mofas de mis compañeros, las malas notas y un poco de estrés, pero nada más. Era algo con lo que podía convivir, pero luego vinieron dos años estupendos donde conocí a mis amigos, caía bien a la gente. Me levantaba, tristemente, sin saber que serían mis últimos y mejores años. Hubiera aprovechado mejor mi tiempo, es una lástima.
Cuando vine aquí a Madrid sabía que sería duro, pero me hice una imagen de lo que vendría. Siempre quise que no pasara esto, que todo saliera bien, pero mi mala suerte siempre me acompaña. El caso es que todo empezó bien hasta febrero de 2019. Cuando todo caía en picado, apareció mi típico estrés por los exámenes. Pude conllevarlo, pero también tuve que lidiar con todos mis amigos que estaban lejos. Tuve que afrontar el hecho de no poder hablar con mi novia porque su padre me odia y se lo prohibió. Esto fue un golpe duro, pero tuve que aguantar 6 horas en las que poco a poco comenzaba a tener miedo.
Ese era mi miedo cada noche. Sabía que estaba solo en esta batalla y que nadie me ayudaría. Pero, en serio, ¿creíste que tus palabras no me hacían daño? ¿qué tus bromas alguna vez me hicieron gracia? Vine a ese instituto con el fin de enfocarme en mis estudios, pero parece que no funcionaría. No lo entiendo, todo el rato fui un chico que no molestó a nadie, ni siquiera te molesté a ti. Entonces, ¿por qué siempre te acercabas para tratar que mi vida fuera un infierno? Yo, después de eso, me rompí. Quizás a veces me daban ganas de llorar en el mismo instituto, pero me mantuve fuerte.
No lo hice. Aguanté todo, pero me di cuenta que no podía más. Viendo mis opciones, no sabía qué era peor porque cada día iba a más. Y yo me dije: ¿tengo que estar así siempre? ¿viviendo con temor y no pudiendo dormir cada vez que venga un tío así? El hecho es que me di cuenta que en este punto de mi vida, no me vi futuro. Solo vi un oscuro agujero negro y ya no me enfocaba en mis estudios por culpa de él. Me sentía perdido y un día lo decidí.
Decidí que me merecía vivir una mejor vida ya que siempre tuve que acallar a mis propios deseos. Es por eso que nunca me quise ir de A Coruña, quería acabar ahí mi último año y tener una nueva vida aquí. Pero no, al final no pudo ser y me lo tuve que tragar.
Ya estoy harto de tener que ir por baches y solo tengo 16 años, no quiero ni imaginar lo que vendrá, porque sé que vendrán cosas peores. El hecho es que me di cuenta de que, pasara lo que pasara, mi vida sería un infierno por dos meses más o por años… También me di cuenta de algo que me horrorizó: cuando me insultó y me iba a pelear con él no sentí rabia como en otras veces; sentí miedo y temor. Ahí fue cuando me di cuenta de que no tenía las mismas fuerzas que hace años y, por Dios, solo han pasado dos y ya me encuentró así, sin fuerzas. Me di cuenta de que no tenía más fuerzas para seguir en esta vida, así que, después de meditar, me di cuenta de que había una sola salida para mí. Una que pensé que nunca tomaría… el suicidio.
Y ahora, madre, padre, os quiero mucho y perdonadme por el dolor que os provocaré. Adiós, familia, amigos, a todo que me caía bien, os extrañaré. Pero tengo que hacerlo. Ya no quiero vivir más vida. La odio.
Pueden llamarme valiente, cobarde, exagerado, no me importará. Por fin, algo que me digan no me dolerá más, y ahora voy a hacer lo más doloroso en mi vida para alcanzar mi último objetivo: descansar en paz. A ver si mamá tiene razón y Dios existe.
Bueno, adiós. Adiós a todos. Y no se olviden de devolver mis libros de la biblioteca de Orcasitas. Se me olvidó hacerlo.
Ahora sí, adiós, familia, adiós, amigos y, sobre todo, adiós a ti, Boba».