Pineda es el primer europeo con Síndrome de Down en terminar una carrera universitaria
Pablo Pineda es maestro, conferenciante, presentador, escritor y actor galardonado con la Concha de Plata al Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 2009 por su participación en la película Yo, también.
En la película interpreta el papel de un licenciado universitario con Síndrome de Down. En la vida real es el primer europeo con Síndrome de Down en terminar una carrera universitaria.
Desde hace unos años, es consultor del área de Diversidad de la Fundación Adecco, y recorre toda España ofreciendo conferencias en colegios, institutos y universidades.
Hace unas semanas, estuvo en el colegio Calasanz de Alcalá de Henares. Allí ofreció una charla para los alumnos bajo el título No hay límites.
Fue una jornada de sensibilización en la que Pineda, a través de su experiencia vital, sus valores y actitudes, trató de ayudar a normalizar la diversidad y la discapacidad.
Uno de los momentos más duros llegó cuando una niña le formuló la siguiente pregunta: «¿Has trabajado como profesor?» Su respuesta, que dejó helados a los presentes, no se hizo esperar:
«No hija, todavía no… (silencio en la sala) porque la sociedad no concibe que un Síndrome de Down dé clases o que tengan un compañero Síndrome de Down por esa incomprensión social».
Y Pablo siguió explicando su argumento ante un público que no paraba de mirarlo, con los ojos y los oídos bien abiertos:
«He opositado para bibliotecario en Málaga para un puesto con gente con discapacidad y el único que había allí con Síndrome de Down era yo… Y entonces no tengo las armas para luchar. No puedo… Y me tengo que ir a la concertada y a la privada».
Y en ese instante, nada más acabar su elocución, se hunde y no puede evitar emocionarse y ponerse a llorar, de modo que tuvo que quitarse hasta las gafas empañadas por las lágrimas mientras todo el salón de actos del colegio Calasanz se quedó perplejo, como si sus palabras hubieran penetrado en cada uno de los allí presentes, y no pararan de resonar una y otra vez.
Pero Pablo si algo tiene es vitalidad, espíritu de superación, por eso inmediatamente logró recomponerse y pudo dirigirse de nuevo al público
«Desgraciadamente hay un pequeño tanto por ciento integrado. Las mentes pensantes siguen pensando lo que no deben pensar. Menos mal que a Adecco le dio por hacer un proyecto. Hay muy poca práctica».
Y se despidió, dejando un poso reconfortante pero a la vez de impotencia en los asistentes, que no paraban de aplaudir.
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