La jueza le impone como medidas cautelares la obligación de comparecer cada semana en el juzgado, la prohibición de salir de España, así como la de entrar y residir en Valdeavero
El juzgado de Instrucción número 5 de Alcalá de Henares ha acordado la puesta en libertad sin fianza de Cristóbal L. C., conocido como El Toba, de 48 años de edad.
Se trata del frutero de la localidad madrileña de Valdeavero que a finales del pasado año fue detenido por la Guardia Civil por abusar presuntamente y de manera continuada de al menos 10 menores.
La defensa del investigado, que estaba en prisión preventiva desde su detención, pidió su puesta en libertad al entender que no existe ningún tipo de riesgo de fuga.
Se dio trasladado de la petición a la Fiscalía, que no se ha opuesto a su salida de prisión con la imposición de medidas cautelares, según publica La Vanguardia.
La jueza le impone como medidas cautelares la obligación de comparecer cada semana en el juzgado, la prohibición de salir de España, así como la de entrar y residir en Valdeavero.
Además, el frutero investigado no se podrá aproximar a menos 500 metros de los menores perjudicados ni de sus domicilios y lugares de estudios.
Sobre uno de los niños extiende la protección a 40 metros. Tampoco podrá comunicarse con los menores a través de cualquier medio, ya sea telefónico o telemático.
Del mismo modo, no podrá establecer con ellos contacto escrito, verbal o visual por sí mismo o a través de terceras personas.
En el auto, la magistrada entiende que se ha producido un cambio de la circunstancias que en su día determinaron la prisión provisional.
En concreto, señala que la investigación está «prácticamente concluida» a la espera de dos periciales y que el riesgo de que pudiera atentar contra las víctimas es «prácticamente inexistente».
Además, la jueza considera que no se aprecia riesgo de fuga, ya que el frutero detenido cuenta con arraigo en España al tener dos hijos menores y no dispone de medios económicos de ningún tipo.
Los abusos se habrían producido en la trastienda de la frutería que regentaba en la localidad, bajo amenazas o a cambio de regalos como golosinas, aunque él asegura que es víctima de una conspiración.