Hoy, solo uno de los acusados sigue en prisión
Esta semana se cumplen 15 años de la violación y asesinato de Sandra Palo, la joven madrileña de 22 años con discapacidad desaparecida la madrugada del 17 de mayo de 2003.
Cuatro jóvenes la obligaron a subirse a un coche a punta de navaja cuando esperaba el autobús junto a un amigo en Madrid. La joven regresaba de un taller ocupacional. De los cuatro jóvenes, uno tenía 18 años, dos 16 y el más pequeño 14.
Una vez dentro, la llevaron a un descampado de Leganés donde la violaron por turnos y, cuando terminaron, decidieron acabar con su vida para que no confesase los hechos.
Con un Citroën ZX robado en Alcorcón, la atropellaron hasta en 10 ocasiones.
Después, para no dejar pruebas, fueron a una gasolinera, compraron un euro de gasolina y la quemaron cuando aún estaba viva. Finalmente, la dejaron en una cuneta y un camionero, horas después, encontró su cuerpo carbonizado.
Hoy, solo uno de los acusados sigue en prisión. Se trata de Francisco Javier Astorga Luque, apodado El Malaguita, el único mayor de edad cuando ocurrieron los hechos. Fue condenado a 64 años de prisión por tres delitos de violación y uno de asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento.
Los dos condenados de 16 años, Ramón Santiago Jiménez y José Ramón Manzano Manzano, pasaron ocho años de privación de libertad en un centro de menores y otros cinco de libertad vigilada.
Mientras tanto, el de 14 años, Rafael García Fernández, conocido como El Rafita, estuvo cuatro años en un centro de menores y otros tres de libertad vigilada.
La Asociación Sandra Palo ha organizado una concentración este sábado 19 de mayo en la Puerta del Sol de Madrid para recordar a la joven. «Para recordala y que nadie se olvide del horror que ella y sus padres pasaron y pasan y se endurezca la ley del menor», explica la Asociación, capitaneada por la madre de Sandra Palo, María del Mar Bermúdez.