La investigación deberá determinar si ha habido negligencia por parte de los padres
Los dueños de los diez perros de raza bull terrier y american staffordshire terrier, que la Guardia Civil retiró de la finca donde un niño de 3 años resultó gravemente herido por mordeduras, no tenían registrados a los animales, según ha informado el Ayuntamiento de la localidad.
El Consistorio recuerda a sus vecinos que el registro de dichos perros debe hacerse en el mismo Ayuntamiento, siempre y cuando la cifra de animales sea superior a cinco en un mismo espacio, y que la responsabilidad caerá en los dueños de los animales.
El Ayuntamiento explica además que desconocía que en ese lugar existía tal jauría.
La alcaldesa de El Molar, Yolanda Sanz Rojas, ha manifestado «su preocupación por el estado del niño» y ha dicho que sigue «su evolución muy de cerca».
Desde la Comunidad de Madrid, por su parte, han informado que los perros considerados como razas peligrosas suponen un número muy reducido en la región, sólo representan el 2% del censo total de canes.
Además, el portavoz del Gobierno regional, Ángel Garrido, ha hecho un llamamiento al sentido común de los madrileños: «Hay que tener sentido común y actuar con responsabilidad en la tenencia y guardia de estos animales, con los niños especialmente».
El menor, mientras tanto, se recupera en el Hospital de La Paz de las heridas provocadas por mordeduras en la cara, el muslo y las orejas, que perdió tras el ataque. Su estado sigue siendo grave aunque, en principio, su vida no corre peligro.
Al mismo tiempo, la Guardia Civil investiga los hechos e intenta recabar toda la información posible. Para ello se está analizando a los perros y se ha inspeccionado el lugar de los hechos con el fin de encontrar alguna explicación a lo sucedido. Se trata de averiguar, entre otras cosas, si el pequeño fue atacado por uno o más animales.
La responsable de una proyectora de la zona ha explicado al diario ABC que «los bull terrier tienen una dentellada tremendamente fuerte. Por el tipo de heridas, puede que lo tiraran al suelo jugando y que los perros tiraran de sus orejas y piernas como si de un muñeco se tratara. Seguro que fue en un momento de despiste».
Los animales permanecen en unas instalaciones a la espera de lo que determine el juez, que deberá decidir si son sacrificados o no.
Por otro lado, en caso de que se demuestre la negligencia del dueño de los perros, la Comunidad de Madrid puede abrir un expediente sancionador. El Ayuntamiento también podría tomar medidas al respecto.
En cualquier caso, desde el Gobierno regional apelan a la prudencia hasta que concluya la investigación iniciada por el Seprona, y que deberá aclarar, si también se ha producido negligencia por parte de los padres.