Un libro recoge la historia de la primera mujer que en el siglo XVII lucha por conseguir el divorcio alegando malos tratos ante la justicia de la época
El libro Una alcalaína frente a un mundo: el divorcio de Francisca de Pedraza cuenta la historia de Francisca, huérfana de padres, educada por las monjas complutenses hasta que en la adolescencia abandonó el convento para contraer matrimonio con Jerónimo de Jaras. Entonces, quedó bajo la tutela del marido. ¨Su historia hubiera sido igual que la de muchas otras mujeres en otras zonas de la corona castellana o en cualquier otro lugar de Europa, si no hubiera sido porque la alcalaína se rebeló tras las numerosas palizas recibidas por parte de su esposo¨, cuenta a MiraCorredor.tv Ignacio Ruiz Rodríguez, autor de este libro que firma junto a Fernando Bermejo Batanero.
La historia de Francisca es una historia de lucha, no descansa hasta conseguir su divorcio y conseguir la orden de alejamiento contra un maltratador. ¨Lo consigue y es una demostración clara de que si hace cuatro siglos se pudo, hoy toda mujer tiene el derecho y la obligación de denunciar al maltratador¨, apunta el autor.
Se ha demostrado que usted le pega, péguele pero no tanto
¨Francisca era una persona como cualquiera de nosotros, pertenecía a la clase trabajadora¨. Se casó con 15 o 16 años y tuvo dos hijos con su maltratador. Cuando estaba embarazada del tercero, Jerónimo de Jaras le dio una paliza en plena calle que la hizo abortar. ¨Ella estaba revolvióndose en el suelo con el feto y el maltratador seguía pegándole patadas¨. Fue entonces cuando decidió acudir a la justicia ordinaria que la derivó a la eclesiástica por tratarse de asuntos sagrados. Condenaron a su marido a que tratara a la demandante con mucho amor, lo que viene a decir para Ignacio Ruiz Rodríguez: ¨se ha demostrado que usted le pega, péguele pero no tanto¨.
Pero Francisca no descansa. Recurrió a la corte de Justicia de la Universidad de Alcalá, y al frente se encuentra con Álvaro de Ayala, el primer jurista de la historia de Alcalá formado en Derecho Canónico y Derecho Civil, que dictó una cédula en 1624 sin precedentes. En ella le concedía el divorcio a la demandante y al mismo tiempo dictaba una orden de alejamiento contra el agresor. ¨No era un divorcio como lo vemos ahora, sino la capacidad de esta mujer para obtener un domicilio distinto al del marido¨, apunta el profesor.
Portada del libro Una alcalaína frente a un mundo: el divorcio de Francisca de Pedraza
Su marido, Jerónimo de Jaras, recurrió la sentencia pero finalmente acabó en un cajón. Sobre el maltratador, los autores del libro han podido documentar que se trataba de un ¨toxicómano de la época¨. ¨En aquella época no había cocaína, no había heroína, su droga es el vino. Era un gran alcohólico¨.
El final de la historia es feliz porque se concede el divorcio y una orden de alejamiento ejemplar, ¨porque no solo condena al agresor a permanecer lejos de la agredida, sino a cualquier persona, ya sea pariente o no, que quiera maltratar a esta mujer en nombre de su marido¨. Y su caso causa una importante alarma social en Alcalá, ¨en un mundo de hombres, ella representaba la lucha de la mujer¨. ¨Esta mujer había tenido la fortaleza suficiente como para llevar este asunto a su fin y había conseguido mover a la opinión pública de Alcalá de Henares a su favor¨.
Como nos cuenta el autor de este libro imprescindible, en aquella época a una mujer en la mista situación que Francisca sólo le quedaba la huida o el suicidio. De hecho, hay una crónica en el proceso en la que ella le llega a pedir a Dios que se la lleve.
Una historia cruel, dura pero de la que tenemos que sentirnos orgullosos, como resalta su autor. ¨Quiero pensar que en alguna ocasión me he cruzado por la calle Mayor con algún alcalaíno que portara su ADN¨.
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