La localidad ha conseguido reducir un 80% la suciedad en las calles
Meco fue el primer municipio de la Comunidad de Madrid que, en junio de 2016, implantó el ADN canino, aunque meses antes el Ayuntamiento trabajó con los vecinos propietarios de los perros en la modificación de la ordenanza (para recoger la obligatoriedad de censar genéticamente a los perros y caballos).
Se celebraron reuniones multitudinarias, campañas de concienciación y se consolidó la información para que antes de junio de 2016 se pudiera tener a los perros censados con el ADN.
También, antes de junio de 2016, se habilitaron cinco áreas caninas con mobiliario de ejercicio, cuando solo había una en el municipio, por lo que se atendió así las sugerencias de los vecinos, consiguiendo disponer de más de 3.000 metros cuadrados para ese fin.
En la actualidad, hay 1.415 perros censados genéticamente, cuando antes de junio de 2016 el censo de perros (no genético) era de 700.
Desde que se puso en marcha la medida, se han abierto 242 expedientes sancionadores: unos por excrementos sin recoger y otros por perros que aún no están censados genéticamente.
Se ha recaudado un total de 12.469 euros, aunque desde el Consistorio insisten que el fin no es recaudatorio. De hecho, explican, las sanciones no son elevadas (una media de 60 euros) «porque lo que se busca es que la gente se conciencie y mejorar la convivencia».
Además, lo que se obtiene de las multas, «se reinvierte en infraestructuras relacionadas con el bienestar de mascotas o se dona a protectoras de animales», según el Consistorio.
El balance a día de hoy de los casi 2 años que lleva implantado el censo genético se traduce «en el cumplimiento de dos importantes objetivos: no ha habido casos de animales abandonados, maltratados o asesinados (cuando antes había una media de 5) y se ha reducido en un 80% la suciedad en las calles».
Ahora, otros ayuntamientos de la zona o incluso el de Madrid capital, están estudiando seguir los pasos de Meco, lo que para la primera teniente de alcalde, Laura Martín, significa «primero, que es una inquietud generalizada de los vecinos y una necesidad a atender; y que la medida funciona y quiere ser copiada», señala en declaraciones a MiraCorredor.
«A los ayuntamientos les decimos siempre lo mismo: hay que implantarla contando con los propietarios de mascotas, algo que no todos están dispuestos a hacer. Nosotros contamos siempre con ellos y es importante subrayar que los propietarios de mascotas fueron los primeros en animarnos. Nos decían que estaban hartos de su mala reputación. El que cumple, no se preocupa porque su perro esté genéticamente identificado. Todo lo contrario. Ahora nos reconocen que pueden disfrutar de sus mascotas sin la sensación de ser mal mirados», explica.
También recuerda que se realizan batidas de recogidas de heces caninas de modo constante y aleatorio, entre otros medidas disuasorias, como la revisión de documentación de los propietarios por parte de la Policía Local y la información que se sigue facilitando a los vecinos para que no haya ningún perro sin censar.
En qué consiste
Técnicos de laboratorio recogen los excrementos caninos de las calles y los analizan para identificar a los dueños de las mascotas, que son sancionados con multas.
El municipio modificó en febrero de 2016 su Ordenanza de Tenencia de Animales para convertir en obligatorio el registro del ADN de los perros de la localidad.
La prueba, que tiene un coste de unos 30 euros, la realiza un veterinario mediante una muestra de sangre o saliva del animal.