Los ayuntamientos tratan de combatir este insecto que se mueve por plagas allí donde hay pinos
La llegada de la primavera favorece la aparición de esta oruga que podemos encontrar a nivel del suelo en algunos puntos próximos a pinares. El contacto con estos insectos por parte de personas o animales puede ocasionar efectos indeseados en la salud, por lo que resulta aconsejable tomar algunas medidas de protección.
Las procesionaria del pino es unas oruga que se caracteriza por estar recubierta por unos pelos urticantes que, en caso de contacto, producen reacciones más o menos graves, siendo especialmente relevantes en niños y animales de compañía.
A veces, cuando se sienten amenazados, estos insectos lanzan dichos pelos al aire, por lo que no siempre es necesario el contacto para resultar afectados.
Estas orugas proceden de una mariposa nocturna que anida en pinos, abetos y cedros, y que termina ocasionando la muerte de éstos.
Dichos nidos, que se visibilizan a modo de características bolsas de seda blanca, albergan entre 100 y 300 orugas, que entre febrero y abril, tras la eclosión, descienden de los árboles para enterrarse en el suelo, momento en el cual se genera el mayor riesgo para personas y animales.
Métodos para acabar con esta plaga
Diferentes ayuntamientos del Corredor del Henares y de la zona Este de Madrid como el de Alcalá de Henares vienen realizando campañas control de esta plaga mediante tratamientos de endoterapia, es decir, tratamientos inducidos en el flujo de savia de los árboles, que restan inofensivos para las personas y el medio ambiente.
También se realizan actuaciones para eliminar los nidos de forma manual mediante pértigas y tijeras.
Además, otros consistorios como el de Rivas Vaciamadrid han empezado a instalar trampas en los pinos, unos cinturones de goma y plástico que se abrazan al tronco y obligan a la oruga a caer en una bolsa que posteriormente es retirada.
Pero el método más efectivo, según el experto de la Universidad de Alcalá de Henares, Gonzalo Pérez Suárez, serían los murciélagos, el grupo más diverso de los mamíferos en España, donde existen 30 especies. Este animal podría actuar a modo de insecticida natural contra las mariposas de la procesionaria, porque para ellos son un auténtico manjar.
Síntomas y prevención
Cuando se observa su presencia en las calles o en los árboles de los espacios públicos, se aconseja dar aviso a los servicios municipales y extremar la precaución al pasear por espacios en los que se hayan detectado estas orugas para no entrar en contacto con ellas.
Si se entra en contacto con los pelos urticantes de la procesionaria, en el caso de las personas, aparecen ronchas y manchas rojizas en la piel que pican y en ocasiones pueden generar problemas respiratorios. Es fundamental lavar enérgicamente la zona con agua y jabón y acudir al centro de salud lo antes posible.
En el caso de los animales, la reacción es inmediata, observándose una hipersalivación, inflamación de la lengua que adquiere color rojo o amoratado, ampollas con líquidos y úlceras, por lo que si observan estos síntomas se debe acudir inmediatamente al veterinario.
Los expertos insisten en que el mayor riesgo está en la lengua del animal porque, sobre todo los perros, suelen lamerlas y, en el peor de los casos, pueden acabar con una insuficiencia respiratoria o, si llegan a comerse una de estas orugas, pueden llegar a morir.