La Iglesia consideró que podía saltarse la regla al tener problemas para recibir pescado fresco
Meco (Madrid) es el único municipio español con una bula papal que, desde el siglo XV, permite comer carne los viernes de Cuaresma al considerar que al estar en el centro de la Península Ibérica tendría problemas para recibir pescado fresco.
La bula de Meco fue concedida por el Papa Inocencio VIII en la que otorgaba una serie de favores a los habitantes del municipio de Meco y otros municipios de alrededor para que pudieran violar determinados preceptos del ayuno durante los viernes así como algunos otros días a lo largo del año.
La bula se concede a los municipios como recompensa a los trabajos realizados por Íñigo López de Mendoza, segundo conde de Tendilla y Señor de Meco, según se recoge en el Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo en un escrito de 1919 de Adolfo Aragonés.
Todo ello, motivó que la expresión no valer ni la bula de Meco se convirtiera en un refrán muy manido para subrayar la situación de quien, en un apuro extremo, no encuentra salida ni protección posibles.
El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define bula como «documento pontificio relativo a materia de fe o de interés general, concesión de gracias o privilegios o asuntos judiciales o administrativos, expedido por la Cancillería Apostólica y autorizado por el sello de su nombre u otro parecido estampado con tinta roja».
Según la creencia popular, Meco es el municipio español más alejado del mar, aunque está comprobado que la localidad más retirada de las olas corresponde a Nombela, en la provincia de Toledo.